Celestino Martino Rosino, volvió el miércoles a última hora de la tarde a su casa, junto a su mujer Raquel, después de vencer al coronavirus COVID-19. El primer paciente positivo detectado en Mombuey superaba la enfermedad con éxito, abriendo simultáneamente dos puertas, la de su casa y la de la esperanza para el resto de pacientes. Desde la parte trasera de la ambulancia que lo llevaba a casa, ese miércoles por la tarde, comienza a relatar su experiencia. La emoción impide continuar el relato, cargado de agradecimientos y sentimiento. El camino de vuelta a casa, a este conductor profesional de camiones de 58 años, "se me hizo largo" embargado por las emociones.

Más sosegado, el jueves por la mañana, relata que lo primero que hizo fue "saludar a la familia que me estaba esperando, manteniendo la distancia, acomodarme y disfrutar de la casa". Todo ello con unas estrictas medidas de control "tenemos mascarilla, guantes y no compartimos habitación ni baño". Con esas medidas de precaución y el tratamiento, su vida va volviendo a la normalidad tras permanecer dos semanas ingresado en el Hospital Virgen de la Concha en Zamora.

Sus primeras palabras son para su familia, sus jefes, sus compañeros de trabajo y especialmente para todo el personal del hospital "desde la dirección del centro hasta la última persona de la limpieza de cómo se han preocupado por mí". Su agradecimiento "de corazón" para todas las personas de Mombuey y de Anta de Rioconejos "que verdaderamente se han preocupado por mí".

"Es un palo muy duro. Cuando lo has visto por la tele lo que menos te imaginas es que te toque a ti. Se hace duro" así resumió su impresión cuando le diagnosticaron un positivo. Se sentía mal con fiebre y dolor físico general pero en ningún momento pensó que estuviera contagiado "pensé que era una gripe". Cuando recibió el diagnóstico "te vienes abajo pero en ese mismo momento la mente se viene arriba. Malo será que el "bicho" acabe conmigo. Y con mucha fuerza de voluntad y muchísimo apoyo tratas de salir".

Trasladado al hospital comenzó "un tratamiento muy duro". En torno al décimo segundo día surgió la parte crítica en la evolución de la enfermedad y una preocupación por el empeoramiento de su estado de salud. Solo sus familiares más directos fueron informados por la médico que le atendía de un agravamiento de su estado. Cuando superó esa crisis, la doctora le dijo que "durante tres días la había tenido preocupada, pero a mí no me dijeron nada".

Esa fuerza de voluntad en la que insiste Celestino Martino es fundamental "porque se te quitan las ganas de comer, tienes vómitos y diarrea, pero tienes que comer sea como sea, lo que puedas pero no puedes abandonar el cuerpo". La fuerza de voluntad le ayudó a superar esas 72 horas de empeoramiento.

Su respuesta ante un contagio que estigmatiza a los enfermos en pueblos pequeños es sencillamente que "hay gente buena y con muy buen corazón que realmente han estado preocupados". Ante esta pandemia mundial "todos estamos expuestos, nosotros más, y todos tenemos riesgo de contagiarnos". En el relato de su vivencia personal, menciona expresamente a "Nica" el encargado de la empresa en la que trabaja que, más que un compañero, ha sido un verdadero amigo. El apoyo de su familia ha sido un pilar fundamental pendiente de su estado de salud durante casi tres semanas de internamiento sin poder tener contacto directo con ellos, sin poder visitarle y cumpliendo la cuarentena. A sus 58 años responde afirmativamente a la pregunta de si ya tiene un segundo cumpleaños.