"Muchísimas gracias por el detallazo. Juntos saldremos de ésta" (Froiz, Ángel). "A ver si pasa toda esta mierda del COVID 19 y volvemos a la normalidad; cuando vuelva a pasar por aquí, espero poder conoceros y daros las gracias por este detallazo. ¡Un abrazo enorme!" (Alberto, de Benavente). "Gracias por tu solidaridad amigo mío, de tu amigo El Americano".

El panel se va a quedar pequeño porque los mensajes se suceden en la puerta del bar de Pozuelo de Tábara, donde los hosteleros Héctor Tomás y Sandra Hernández han habilitado un pequeño despacho de alimentos, gratuito, para que los camioneros puedan hacer un alto y saber que les espera un café caliente, zumos, un refresco y el bocadillo.

El estado de alarma que ha obligado a cerrar bares y restaurantes ha dejado a los camioneros huérfanos de un lugar donde descansar con un "tentempié" o comer. Por eso la disposición de un café o un pincho después de horas al volante es como un oasis para estos profesionales que garantizan el abastecimiento de la población en estos momentos de emergencia sanitaria.

Ocurre en Pozuelo de Tábara, situado en la carretera N-631 que desde Zamora enlaza con la A-52 hacia Sanabria y Galicia; y desde el norte hacia la Ruta de la Plata. Un punto de tránsito de camiones que viajan con la mercancía, una de las actividades que no se ve afectada por el estado de alarma.

En este pequeño pueblo, tantas veces en el punto de mira por la proliferación de accidentes provocados por la fauna salvaje, ha surgido la hermosa iniciativa. Una de tantas que están emergiendo en estos duros días del estado de alarma y sacando lo mejor de la sociedad.

Es el gesto de un joven matrimonio que hace apenas dos meses se hacía cargo del bar Vianco, cuyo dueño dejaba el negocio después de 24 años por jubilación. Sandra y Héctor, que ha estado trabajando como camarero en el establecimiento, reformaron las instalaciones y emprendieron con toda la ilusión la nueva aventura empresarial. Pero apenas dos meses después el coronavirus les obligaba a cerrar.

Un tiempo que el matrimonio no ha perdido, aprovechando para rematar cosas y acondicionar la planta de arriba para el hospedaje. "Desde dentro veíamos pasar los camiones, algunos aparcando en el pueblo y los camioneros comiendo algo de mala manera. Nos daba pena que teniendo el bar donde han parado durante tantos años se lo encontraran todo cerrado" cuenta Héctor. Fue así como lanzaron la idea a la familia e inmediatamente se sucedieron las ayudas para reponer a diario el puesto de refrescos, café, dulces o bocadillos. Un pequeño mostrador a la puerta, perfectamente visible desde la carretera, ya que este bar está en plena travesía del pueblo. Café, bebidas, bocadillos, fruta y un microondas para calentar. "Gracias, campeones. No se admite dinero. De 9.00 a 21.00 horas'" reza el cartel a la puerta del establecimiento.

El gesto alivia a los conductores de camiones que estos días están trabajando a pleno rendimiento para asegurar el abastecimiento de la población. Y estos jóvenes hosteleros de Pozuelo de Tábara han querido reconocer el trabajo, conocedores de la dureza con la que los camioneros se echan estos días a la carretera sin un lugar digno donde reponer fuerzas. Cada día los hosteleros reponen el punto de avituallamiento para que los conductores tengan asegurado el refrigerio.

La cadena iniciada por Héctor y Sandra ha tenido eco en la familia, que está aportando alimentos y también en empresas locales, como la panadería, supermercado o la carnicería de Tábara. "Cuando vamos a comprar y ven para lo que es, no nos cobran. Te dicen "ya está" o "todos estamos en el mismo barco" como el otro día Pascualín. Esto nos anima a seguir, es emocionante ver cómo se está respondiendo, todos tenemos que poner de nuestra parte" explica Héctor.

Un gesto inolvidable que los camioneros agradecen con sentidos mensajes que ya forman parte de la historia del bar Vianco, en Pozuelo de Tábara.