Un donante particular entregó en uno de los cuarteles de la Carballeda una caja con 20 mascarillas de FFP2 con válvula de profesionales, para proporcionar algún medio para su seguridad. Los agentes de la Guardia Civil están patrullando por los pueblos de la comarca, un centenar de pequeños núcleos, sin medios de protección apropiados. Cuando menos los agentes consiguen mascarillas sencillas y guantes de látex, por cuenta propia, y carecen de algo tan esencial como alcohol para desinfectar el material de uso común y diario.

Los agentes desarrollan el Plan Mayor de Emergencias para ver la situación en la que viven las personas que residen solas. Desde otro colectivo de seguridad de la comarca, los trabajadores municipales, se reclama la prueba de COVID-19 para garantizar que no han contraído ni son portadores del virus.

El personal del servicio a ayuda a domicilio también carece de material de seguridad propio para evitar cualquier contagio. "Mucha lejía y mucho cuidado con los mayores" señalaba una de las trabajadoras que prestan esta atención básica para los usuarios de mayor edad y encamados. Alguno de los usuarios ha prescindido de estos servicios para evitar riesgo de contagio.

El colectivo solo dispone de las mascarillas que ha podido conseguir por su cuenta y para más de un uso. "Se nos ha recomendado lavarlas con agua caliente y volver a usarlas. Que no las metamos en el microondas porque llevan una varilla metálica" esa es la única medida que pueden tomar. Otra adicional es rociar con alcohol. Carecen de batas reciclables o de un solo uso.

En Villalpando son muchas las personas, especialmente mujeres, las que han ejercido una enorme muestra de solidaridad al responder con inmediata rapidez al llamamiento que hacían las responsables de la residencia de la tercera edad La Inmaculada para que cualquier persona que supiera tejer se restase a confeccionar mascarillas de tela de algodón. El centro de mayores estaba escaso de estos elementos de protección necesarios para evitar contagios a los residentes del centro, que por su avanzada edad están entre los grupos en riesgo de presentar un cuadro agravado de la enfermedad.

Decenas de villalpandinas se coordinaron en pocas horas, unas pusieron las telas y otras sus máquinas de coser y su trabajo para elaborar decenas de estas mascarillas de algodón que la residencia se encargará de lavar diariamente con agua muy caliente para su desinfección. Aunque no son el tipo específico de equipos de protección ideales contra el coronavirus, la escasez de este tipo de materiales en toda España en estos momentos hace que las residencias recurran a este tipo de mascarillas antes que hacer que sus trabajadores entren al centro con la cara descubierta.

Esta residencia de titularidad municipal acoge a mayores procedentes de distintos pueblos de la comarca terracampina, y quien más o quien menos en la zona tiene un ser querido o conoce a alguien que reside en La Inmaculada, por eso el llamamiento de la dirección de la residencia ha recibido respuesta en cuestión de horas, y ya han recibido unas cuantas mascarillas, aunque nunca sobran más provisiones. Los ancianos de este centro llevan varias semanas sin poder recibir visitas, cumpliendo con lo protocolos para evitar que el virus entre en las residencias, y que los mayores sigan sanos y salvos.