Los agentes medioambientales siguen en la brecha, realizando su labor con las limitaciones impuestas por el Real Decreto de alerta sanitaria derivado del coronavirus, que les ha llevado a realizar su labor de forma individualizada al tener que ir s una sola persona en el coche. Aunque en estas fechas de emergencia nacional su misión es salvaguardar la salud y que no se propague la pandemia impidiendo que marche por el campo quien no debe, se han convertido en un cuerpo de ayuda a la población del medio rural. Además, Sanidad ha recibido de sus manos guantes, máscaras, fundas y monos para disponer de un material tan urgente como necesario. "Estamos vigilantes para que solo ande por el campo las personas que pueden hacerlo, como agricultores y ganaderos, y para ayudar en todo lo que podamos a Ayuntamientos y población" expresó ayer el agente Lorenzo Ferrero.

Una prueba de su posición al pie del cañón es la denuncia interpuesta ayer contra dos personas por trasgredir las prohibiciones decretadas y, en vez de permanecer en casa, seguir campando como excursionistas por la sierra de Moncabril.

Ocurrió en la tarde del jueves cuando un Agente Medioambiental del Servicio Territorial de Medio Ambiente de Zamora interceptó un todo-terreno en el paraje de Cárdena. Según precisan en la Guardería Medioambiental "en el interior del vehículo viajaban dos personas que estaban realizando una visita a la presa rota de Vega de Tera".

La correspondiente denuncia fue cursada ayer ante la Delegación del Gobierno por el incumplimiento del Real Decreto 463/2020 de 14 de marzo de emergencia sanitaria.

Los agentes medioambientales subrayan que "aunque la población rural está muy ligada al medio natural, es imprescindible y necesario cumplir con las normas establecidas". Recuerdan, además, "que no están permitidos los paseos por el monte, la recogida de setas, pesca, caza, quemas controladas, circulación de vehículos a motor y bicicletas por caminos y cualquier otra actividad que no sean las expresamente autorizadas en el Real Decreto del estado de alarma".

Apuntan que "de todos es sabido la necesidad de quedarse en casa, y más en el medio rural, donde la población es más vulnerable debido a la edad avanzada de la mayor parte de los vecinos de nuestros pueblos".

La movilidad, los traslados y las múltiples actividades de campo que distinguen a un Cuerpo de Agentes Medioambientales ligado a la Naturaleza se han visto limitadas por las prohibiciones impuestas por el Real Decreto.

La imagen de dos personas en un solo vehículo ha desaparecido y ahora cada agente medioambiental debe moverse en un solo coche. Este modo de ejercer la profesión ha repercutido en la la imposibilidad de llevar adelante el seguimiento y el control de las especies cinegéticas que, para bien ser, era una labor de dos personas: una encargada de conducir y el acompañante para anotar las visualizaciones. Sin una gran repercusión, al decir de Andrés Castaño, para el caso de la perdiz, porque el plazo para hacer los deberes del censo era hasta el 15 de agosto. Este modo individual de desplazarse también afecta las labores de podas y selvícolas. En casos se mantiene yendo cada trabajador con su propio vehículo, o el coche de empresa, y con alguna cuadrilla se ha optado por suspender la actividad. Los agentes medioambientales siguen las normas y cada día, al finalizar, dejan desinfectado el vehículo para que quede en perfectas condiciones para el usuario del siguiente día.

Estos días pasados también han tenido que hacer frente a incendios forestales surgidos en San Martín del Pedroso y Hermisende.

"La población ve en nosotros que la Junta de Castilla y León está ahí" afirma Lorenzo Ferrero, que asegura que esta circunstancia actual "nueva e insólita" llevará a un replanteamiento de la forma de desarrollar los trabajos.