La llegada de emigrantes desde Madrid, el País Vasco o Barcelona eleva los niveles de preocupación en los pueblos ante la epidemia del coronavirus. Tanto es así que desde los ayuntamientos se sucedieron las llamadas para intentar frenar la llegada a las segundas residencias y que los zamoranos de la diáspora se queden en su domicilio habitual. No han sido pocos los alcaldes que desde el más formal bando municipal o simplemente recurriendo a las redes sociales han realizado llamamientos y apelado a la "responsabilidad" para que se permanezca en las casas y domicilios habituales.

El Ayuntamiento de Fermoselle ha ido más lejos emitiendo un bando en el que "ruega" a los vecinos residentes que "recomienden a familiares y amigos que no se desplacen a Fermoselle, para evitar la transmisión del Coronavirus". A la vez se insta a las personas que han vuelto al pueblo y turistas que nos visitan a que "permanezcan en sus casas y alojamientos, procurando tener el mínimo contacto con el resto de la población".

El miedo al contagio del coronavirus ha obligado al llamamiento de los ayuntamientos, conscientes del riesgo real de extensión de la pandemia en pueblos habitados en su mayoría por personas mayores, las que corren más riesgo. Como confirma el alcalde fermosellano, José Manuel Pilo, se está produciendo una presencia "preocupante" de retornados, sobre todo de Madrid y Valladolid, "y es un error mayúsculo, la gente tiene que quedarse en casa y no ir a la segunda residencia porque así los están diciendo las autoridades sanitarias".

La gravedad de la situación hizo que ayer el propio alcalde comunicara el bando por megafonía en lugar de hacerlo la persona que tiene encomendado este servicio en Fermoselle. Lo hacía a media mañana con la idea de "cortar las intenciones de quienes piensen en refugiarse en el pueblo. No estamos hablando de cerrar las puertas a nadie es un ejercicio de responsabilidad; el mensaje más insistente que nos están dando las autoridades es que nadie se mueva de sus casas" apuntaba a este diario José Manuel Pilo.

Llamamientos que también se lanzaron en Fuentesaúco donde el alcalde, Eduardo Folgado, plantea la "exigencia" a las personas "que estáis en el pueblo y venís de Madrid, País Vasco o Italia, tenéis que permanecer en rigurosa cuarentena en vuestras casas 14 días, sin ningún contacto social, pues suponéis un potencial riesgo de contagio".

Desde el cercano Villaescusa se apela a que, "por sentido común, las personas que provengan de zonas de riesgo deben evitar todo contacto con grupos de alto riesgo. Recordad que en los pueblos vive mucha gente de avanzada edad". La comunicación del Ayuntamiento indica que "no estamos en un periodo de vacaciones en el pueblo, seamos conscientes del riesgo y tengamos un comportamiento ejemplar de aislamiento".

El alcalde de Puebla de Sanabria, José Fernández, reconoció la inquietud de los vecinos por el éxodo de emigrantes hacia la comarca, incidiendo en la necesidad de que "nadie salga a la calle, como nos están pidiendo". Supermercados y farmacias de la zona experimentaban ayer una especial actividad, con momentos de colas a la puerta. El resto de los negocios echaron el cierre total en una villa prácticamente vacía.

Especialmente preocupado se mostraba el alcalde de Puebla por una "epidemia casi tan grave como el coronavirus como son las noticias falsas que corren por las redes sociales y disparan una alarma innecesaria".

Desde el Ayuntamiento de Benegiles se hacía un llamamiento "a los vecinos que debido a la situación que se está dando en las ciudades donde normalmente estáis viviendo y habéis decidido venir a Benegiles con vuestra familias". La institución municipal pide "solidaridad y responsabilidad; más del 65 % de nuestros habitantes están englobados en grupo de alto riesgo, son personas mayores de 60 años, muchos de ellos con diversas patológicas y cada vez que salimos a jugar o dar un paseo con los niños los estamos exponiendo. Vamos a quedarnos en casa. Vamos a ser responsables".

Llamamientos en un mundo rural que, lejos de la concurrencia que se esperaría es un espléndido fin de semana, presentaba una estampa propia de un crudo día de enero. Ni un alma por las calles, negocios cerrados, pero lamentablemente alguna muestra de irresponsabilidad como la presencia de turistas en puntos habituales de visita como las cascadas de Abelón, hasta donde se desplazaron domingueros eludiendo el llamamiento a quedarse en casa. Un agente medioambiental apeló a la responsabilidad de estas personas para que se fueran a sus domicilios.

Por otro lado, el oeste de la provincia y la región de Tras Os Montes se enfrentan al coronavirus conscientes de su situación geográfica como frontera de dos países. El Gobierno portugués decidía ayer llevar a cabo un control puntual durante el fin de semana con acciones conjuntas de las fuerzas del orden luso.

Asimismo vecinos de la comarca de Aliste han izado la bandera de la solidaridad para ayudar a todas las personas de la tercera edad, con discapacidad o problemas de movilidad que por sus limitaciones no pueda hacer frente a la vida diaria. La gentes del mundo rural pondrán todo de su parte para que en cada casa del vecino y paisano no falten las medicinas o la alimentación incluso la leña para la lumbre.

En una Zona Básica de Salud de Aliste -62 repartidos en 13-, con 4.635 tarjetas sanitarias de las cuales 2.225 son personas de la tercera edad, el suministro de medicinas será ahora más vital que nunca tanto a los pacientes habituales como a aquellos que sufran enfermedades crónicas.

Las farmacias continuarán su labor llevando las medicinas a los pueblos pero tomando medidas para evitar aglomeraciones. Algunas están barajando la entrega a domicilio para evitar que de esta manera los vecinos tengan que juntarse en la plaza para recibirlas sucede hasta ahora.

En la mayoría de los pueblos ya no quedan tiendas de alimentación y muchos vecinos carecen de coche propio para desplazarse a hacer compras. Hasta ahora la solución llegaba con los vendedores ambulantes tanto a nivel de alimentación (frutas, pescado, carne o pan) como vestimenta (tenderos). Ayer en Alcañices a las 13 horas ya se había agotado el pan: "Habrá pan hasta que dure la harina" sentenciaba el panadero Manuel Morán con su establecimiento sin una sola hogaza que ofrecer. De los 12 bares de la villa 11 cerraron su puertas. Alcañices, el nucleo de población más grande de la comarca mostraba hacia el mediodía un estampa dantesca: sin gente en las calles y sin ni siquiera un coche o un camión circulando por la travesía de la Nacional 122.

La Oficina de Medio Ambiente de la Comarca Forestal de Aliste seguirá activa pero con algunos cambios para garantizar la seguridad de sus trabajadores. La reunión a primera hora de la mañana se suspende, cada grupo de agentes tendrá un vehículo a la puerta de su casa y el jefe Andrés Castaño Fernández trasmitirá vía telefónica la distribución de labores cada día. La oficina permanecerá cerrada al público y solo se tenderán aquellos tramites de urgencia.

El Ayuntamiento de Carbajales de Alba ha tomado la iniciativa para ayudar a cuantas personas lo necesiten: "A nivel de alimentación hemos hablado con la tienda y nos ha dicho que tiene reservas para dos meses, y no tiene problema en servir a domicilio a las personas que no puedan acudir, apuntarlo y cobrar cuando pase todo esto. Desde el Ayuntamiento con el operario municipal o los ediles echaremos una mano a quien lo necesite. Personalmente si algún vecino se queda sin gasóleo, gas butano u otra cosa solo tiene que llamarme y si hace falta yo personalmente me encargo de ir a buscársela a donde sea" apuntaba el alcalde carbajalino, Roberto Fuentes.

La situación mas preocupante se vivía en las familias donde en casa hay algün miembro en cuarentena a las espera de las pruebas; un caos, pues en algunos casos llevan cuatro días esperando. Aliste lloraba ayer a su primer fallecido por el coronavirus. Se trata de un emigrante residente en el País Vasco. En San Vitero, Mahíde y San Vicente de la Cabeza otra nota negativa estuvo ayer en las deficiencias de la cobertura de telefonía. En unos pueblos se caía cada poco y en otros era materialmente imposible poder acceder al servicio.