La tradicional montería española, conocida en todo el mundo, es vista en estos momentos por algunos gestores como una modalidad inapropiada para acotados que no cuentan con superpoblaciones de especies a las que haya que controlar a base de armadas formadas por decenas y decenas de cazadores, arropados por jaurías de perros. No obstante, también cuenta con sus partidarios por entender que es la gran modalidad de la caza mayor y una práctica que propicia "la convivencia" de los cazadores.

La montería ha gozado del máximo rigor y espectáculo en la caza señorial y soberana desde la época medieval, desarrollándose con un despliegue de efectivos humanos y medios asombrosos. Hoy día todavía persiste como práctica en un importante número de cotos de la provincia de Zamora y del país. De hecho, en la gran Feria de la Caza "Cinegética 2020", que tendrá lugar este mes en Madrid, gozará de su reconocimiento.

Caza en Abierto, con más de 22.000 hectáreas de gestión cinegética en Zamora, y que defiende un aprovechamiento sostenible de los recursos naturales, subraya que "la montería solo está justificada por densidad, porque haya una superpoblación bestial de una especie" expresa Emilio Sanz Pastor. En su criterio, la modalidad más consecuente hoy día "es la espera, el rececho o una forma selectiva que favorezca el control poblacional de los animales". Considera que en la provincia de Zamora "hay pocos cotos" que justifiquen la organización de monterías por razones de densidad, y dan fe de estos excesos los pobres resultados deparados por monterías que se saldan con menos de una decena de reses abatidas, mostradas en la Junta de Carnes. "Para mí la caza es gestión, y no se justifica la caza cinegética de otra manera que como herramienta de gestión. No hay que ser psicópatas. Un cazador disfruta del monte y cazando, pero en el siglo XX hay que buscar una razón noble de cazar, y es el control cinegético. Si se necesitan controlar la población de jabalí, para que no se vayan de madre, dentro de unos parámetros lo más eficaz es el aguardo, que permite abatir el macho viejo, la hembra vieja... pero no jabalinas con crías, o a las crías. Hay hembras que en enero y febrero están con los rayones en la barriga" reflexiona Sanz Pastor.

"La montería da pie a tirar a gusto a lo que salga, pero no por sexos, ni por edad ni por nada" añade San Pastor, que insiste en señalar que "la actividad cinegética es una herramienta de gestión justificada para el control de las poblaciones y de saneamiento".

Entre los defensores de la montería está el presidente de la Asociación Zamorana para la Defensa de la Caza y de la Pesca y gestor cinegético, Antonio José de Prada. "La cacería colectiva es la modalidad por excelencia de la caza de jabalí, y que por unidad de esfuerzo es la que da mayores rendimientos, teniendo en cuenta una provincia muy matorrizada que, de otro modo, sería difícil y complicado controlar la población. Con la montería en día bates mucho terreno y controlas la población de jabalí" señala.

"El día de montería es de fiesta, de comer bien, de pasarlo bien, de estar todos juntos. Si no tuviera sentido la montería sería la guerra porque los jabalíes invadirían pueblos, fincas y carreteras. En una finca privada puedes hacer la gestión que quieras, pero en otros terrenos los pueblos quieren cazar, se quiere vender la manta y taparse con ella." expres Alfredo García, que indica que las monterías organizadas en Zamora "no tienen la religión" de las del sur.

Las monterías están organizadas en cotos de caza mayor de la provincia de Zamora con presencia de jabalí y, en casos, tiene el aliciente del lobo, que, por su valor cinegético exclusivo de unos contados territorios, situados al norte del Duero, moviliza a mayor número de cazadores y, en consecuencia, incrementa los beneficios de los organizadores de esta modalidad de caza.

La montería es una modalidad que entretuvo a los grandes reyes y a lo más granado de la sociedad en sus cacerías, desde la época medieval, y que para lograr éxitos estructuraron la forma de desencamar y encauzar a los animales hacia las armadas.