Castromil ocupa un enclave privilegiado en la geografía de la provincia de Zamora, aunque desconocido para muchos. Limítrofe con Castromil de Galicia y con la Moimenta de Portugal, los reyes Isabel II de España y Dom Luiz de Portugal firmaron el Tratado de Límites, 29 de septiembre de 1864. Pero la frontera sobre el papel es algo que los moradores diluyen a diario con el intercambio familiar, comercial o ganadero.

La transición lingüística y cultural de "tres" reinos es digna de una tesis doctoral "cum laude". El INI cifra en 89 los habitantes. Los niños estudian en los colegios gallegos de Mezquita -cuatro de ellos- y en A Gudiña -3-, ambos más cercanos que el CEIP de Puebla. Hay que sumar a una estudiante que prepara con ahínco oposiciones en el Telecentro. La afinidad trilingüística está desde los libros de texto de Primaria hasta en la conversación diaria de la gente.

Castromil tiene los servicios básicos cubiertos: tienda de comestibles, panadería, carnicería, telecentro, consultorio, bar los fines de semana y alojamiento de turismo rural. La base de su economía es el sector primario, fundamentalmente la ganadería y la apicultura, con una población de casi el 50% de personas mayores.

El sector de la ganadería es capital en el sostenimiento económico del pueblo y el más viable, pero abundan los obstáculos. Hay tres ganaderos y alrededor de 150 reses de vacuno censadas, además de una explotación apícola principal y varios apiarios menores, complementarios a la ganadería.

El teniente de alcalde de Hermisende y vecino de Castromil, Jesús González Nieto, afirma que "desde las Administraciones, las políticas no ayudan. Hay gente, incluso jóvenes, con vacas. Hay apicultores que también son jóvenes. "Si hubiera más apoyo a la ganadería, podían aguantar, aumentar e incluso generar algún puesto de trabajo". Si ayudan a los ganaderos se abren posibilidades de ampliación y empleo en estas explotaciones familiares. El hecho de venirse a los pueblos "te lo resumo en dos líneas: en Gudiña, si hay 10 profesores dando clase, todos los días se vuelven a Ourense. Y lo mismo pasa en Puebla de Sanabria. Es la muestra de que nadie quiere venir a vivir".

El ganadero Fernando Antonio García Diéguez cumple 10 años en este mes al frente de la ganadería alistano-sanabresa. Considera una solución para los productores el "tener un mercado de calidad, exclusivamente para este tipo de carne". Es ganadería extensiva. Los terneros nacen en fincas arrendadas en Porto, y allí permanecen hasta los seis meses. La trazabilidad del producto es más estricta. El manejo es tradicional, con trashumancia hacia los pastos de montaña de primavera y verano, pero con instalaciones nuevas para invernar. Los productores reclaman una modificación de la Ley de Montes que prohíbe pastar durante cinco años las zonas quemadas, incluso cuando la finca no se ha visto afectada pero está en el marco del incendio.

La apicultura es una actividad complementaria. El cambio climático planea y, aseguran, "con 300 colmenas recogemos casi lo mismo que con 100 hace unos años". Es época de preparar y desinfectar los cuadros para las colmenas, y de colocar cera de calidad "porque es muy importante para la miel".

El ganadero Francisco González Barjacoba mira con buenos ojos las manifestaciones de agricultores y ganaderos. "Defendemos lo nuestro" dice. Compramos 10 veces más caro que hace treinta años y tenemos más gastos porque el gasoil, piensos y plásticos de los silos es más caro. Los gastos veterinarios subieron un 300%". Una parte de la culpa, apunta, "el euro".

La mujer de Francisco González, Concepción González Montesinos, regenta la tienda de comestibles del pueblo, abierta en 1924 y que pasará de abuelos a hijos y a nietos. Mari Flor Piornedo Garrido, una de las clientas, llega con el carro de la compra "encantada" de tener el establecimiento en el pueblo. Concepción González anota en un papel, a lápiz, la cuenta de Mari Flor. Los impuestos inciden negativamente, y subraya que "las facturas las voy pagando, muchas Es un veces, de los terneros que voy vendiendo". Habla de cambio de hábitos de consumo en el pueblo, de que la gente prefiere comprar en una gran superficie y marcas blancas. "Yo también lo haría", cada uno "mira por su cartera". Sostiene que las tiendas locales no pueden competir con los grandes mercados. "Estamos tirando nosotros mismos con las tiendas de los pueblos". El pequeño comercio "somos farmacias de guardia". La clientela "es buena, y hay de todo", pero va en descenso porque no hay población. Viene mucho tendero, frutero y de Portugal, que no tenía que venir". Al final estableció un horario porque solo se recurre a la tienda del pueblo "cuando se te olvida algo" y a cualquier hora. Reconoce que "no sabéis lo que tenéis" con una tienda en la localidad. Barjacoba Diéguez, de 94 años y del barrio de Castromil de Galicia, se encargó de la tienda de la familia de su marido .Más de un paquete de café Sical entró de contrabando "porque aquí era muy caro". Cuenta que también emigró a Cuba con sus padres, aunque regresó siendo adolescente.

El panadero José Luis Querós, de Portugal, llega providencialmente a la plaza donde los vecinos salen de casa para coger el pan. Vecino del otro lado de la marra de los Tres Reinos se afincó hace unos cinco años en el pueblo y se hizo cargo del horno. Elabora el pan al estilo tradicional: "agua, harina y sal". En la carnicería, el dependiente Roberto González González se dispone a dejar listo un chuletero de vacuno con chuletas, de a kilo, que entran por los ojos. En la cámara atrae la vista un manojo de "botelos" colgado en ganchos. Ascensión Nieto Barjacoba acaba de salir de la clase de gimnasia y pasa por la carnicería. En el pueblo este año se habrán hecho seis o siete matanzas. Cree que "este va ser el último año. Va siendo uno mayor. Antiguamente había muchas matanzas" expresa.

La gastronomía tradicional es la base de la cocina local, junto con los productos caseros del cerdo. "Tenemos colesterol pero lo seguimos comiendo". A esta vecina jubilada no le falta ejercicio, pues, atiende la casa, va a gimnasia, preparara la comida, da una vuelta con su marido, monta en bicicleta y ve un poco la televisión. Domingos y festivos el vecindario juega a las cartas y este año recuperaron la tradición de los "folioes. Se reunieron cerca de 60 personas en el albergue para celebrar, con una comida, el sábado de Carnaval. El Ayuntamiento organiza casa verano excursiones a las que se apuntan vecinos de todo el municipio. Han visitado Lisboa, la Costa Da Morte, Asturias, Cantabria, Extremadura...

La principal demanda vecinal es "un centro de Día, o similar" donde los mayores puedan pasar algunas horas del día, e incluso disponer de comedor. De hecho, están estudiando las posibles opciones. En la actualidad las vecinas participan en clases de gimnasia y en talleres de memoria y manualidades.

Otro proyecto es contratar un arqueólogo y redactar una memoria sobre el "Castro". El paisaje sembrado de penedos, arroyos y suaves valles fue escenario de historias y leyendas que se remontan a un castro posiblemente prerromanos y a una posible ocupación morisca en base a la leyenda de la Forca da Mora. La asociación cultural lleva el nombre de esta leyenda. Cuenta que una mujer, al parecer morisca, fue ahorcada por su marido.

En su momento también hubo contactos con una empresa para ver la viabilidad de la corta de monte bajo destinada a calderas de biomasa "con el máximo respeto a ganaderos y apicultores", puntualiza el representante local. Sería otra posibilidad para fijar gente en la zona. De momento está ahí.

La sanidad es otra "pelea" candente. "Por suerte el médico viene una vez a la semana, y dos veces una semana del mes. No me parece que para sitios alejados la cita sea lo propio. A la gente mayor le gusta ir a su médico. En el momento que tengan que pedir cita lo van a pasar mal y no van a llamar". Hoy es uno de los días que cuentan con las profesionales, y van uniformadas como tales.

Esta semana se hacían en Castromil comprobaciones para instalar Internet en el consultorio médico y gestionar las recetas electrónicas, que hasta ahora no se podían emitir. El telecentro dispone de servicio de Internet para los vecinos y, sobre todo, para uso de estudiantes. El servicio de telefonía "es muy caro para un particular. Un paquete normal, con internet, teléfono fijo y televisión, el fútbol son unos 95 euros".

Castromil también conoce el recurso energético a través de los molinos eólicos. Es un pueblo que gentes fronteriza y abiertas. Traslucen la cultura de quienes participan de diferentes comunidades.