El lobo vuelve a Sayago. Esta vez a una explotación de Palazuelo, donde la noche del miércoles al jueves el cánido atacó a un rebajo de ovejas de leche dejando un saldo inicial de 8 animales muertos, que un día después ya era 14. "Y se morirán más porque hay muchas mordidas en la garganta y terminarán asfixiándose" lamentaba el ganadero Antonio Manso, abatido y contrariado con un episodio que para él no es nuevo.

Después del lobo fueron los buitres los que acudieron al acecho para aprovechar el festín provocado por el reguero de cadáveres esparcidos por el campo. "Están muertos de hambre, en cuanto huelen algo se presentan".

Este productor sayagués cuenta unas 70 ovejas perdidas en los últimos tres años. Así las cosas "me toca cerrar antes de tiempo". Con 50 años y una explotación de ovino de leche (Assaf) con estimable producción, este ganadero se rebela; "no podemos estar trabajando para dar de comer al lobo. Es verdad que no tengo perros, pero por qué hay que mantener a unos mastines si nosotros no tenemos la culpa de la presencia del lobo".

Aunque los agentes forestales han certificado la autoría del lobo, Antonio Manso ratifica que "no hay duda; lo ha visto la gente, hace poco en Almeida, en Badilla, en Fresnadillo... Lo tenemos en Sayago y esto es un problema para la ganadería".

De momento el ganadero ha optado por recoger el ganado en una nave en lugar de tenerlo a cielo abierto. "Se acabó lo de sacar las ovejas al campo porque están totalmente expuestas y como si no tuviéramos suficientes problemas, el lobo es otro más".

Manso se muestra muy pesimista con la viabilidad de las explotaciones; "no veo futuro ninguno porque cada vez son más impedimentos, esto es lo que hacen las administraciones por el mundo rural; las que hablan de la despoblación, a lo mejor lo que quieren es que los pueblos se llenen de fauna salvaje".

Entre tanto Antonio Manso sigue reuniendo las ovejas y contabilizando las bajas, que no duda continuarán. "No son las que mata el lobo, es todo lo que viene después".