El incremento exponencial de los tendidos eléctricos debido a la mayor demanda de energía eléctrica, asociada al desarrollo industrial y rural, supone un problema para las aves, especialmente sensibles a la electrocución y la colisión con el cableado. Esta es la razón de que la Junta de Castilla y León haya decidido ampliar a todo el territorio de la Comunidad -y por tanto a toda la provincia de Zamora- la zona de protección de la avifauna contra la colisión y electrocución de líneas de alta tensión.

Hasta ahora las zonas de protección designadas en Castilla y León estaban recogidas en la Orden MAM/1628/2010, de 16 de noviembre, pero debido a la gran superficie ocupada por varias de las especies incluidas en el Catálogo Español de Especies Amenazadas, a su gran movilidad y baja predictibilidad espacial, para dar cumplimiento a la citada Orden, se ha considerado oportuno que todo el territorio de la Comunidad debe ser considerado como zona de protección.

Es por lo que se dicta una nueva Orden que delimita como zona de protección de la avifauna contra la colisión y la electrocución en líneas eléctricas de alta tensión todo el territorio de la Comunidad de Castilla y León.

Hasta ahora las zonas de protección de la avifauna contra la colisión y la electrocución en líneas eléctricas de alta tensión se limitaban a las Zonas de Especial Protección para las Aves (ZEPA). El ámbito de aplicación de los planes de recuperación y conservación aprobados para aves en Castilla y León, y las áreas prioritarias de reproducción, alimentación, dispersión y concentración local de las aves incluidas en el Catálogo Español de Especies Amenazadas. En la provincia de Zamora esa delimitación afectaba hasta el momento a 129 municipios y a partir de ahora se extienden a la totalidad del territorio.

En Castilla y León confluyen además una serie de factores que hacen que estas infraestructuras adquieran especial envergadura, entre ellos el carácter de región netamente exportadora de energía eléctrica, el mantenimiento de una población muy dispersa que requiere una red de distribución muy extensa y la compleja orografía.

La electrocución tiene un impacto notable, tanto por las especies de aves a las que afecta como por la cantidad de ejemplares, perjudicando especialmente a las aves de tamaño medio y grande que utilizan los apoyos como posaderos. Además, estas especies pueden chocar contra los cables en sus vuelos y ser víctimas de colisión contra los tendidos eléctricos.

Varias especies amenazadas, como el sisón, el águila perdicera, el milano real, el aguilucho cenizo, el alimoche, el buitre negro, el águila imperial ibérica, la cigüeña negra y el urogallo son especialmente sensibles a la electrocución o colisión con tendidos eléctricos. Esta causa de mortalidad no natural figura como una de las principales para dichas especies en Castilla y León.