Sobre un rico manantial del que beben un par de arroyos, entre las ciudades de Zamora y Salamanca, se asienta el pueblo de Fuentespreadas desde hace unos 1.600 años, o al menos esa es la antigüedad de un ajuar tardorromano encontrado allí en 1970 y que se exhibe en el Museo Arqueológico Nacional, en Madrid. A mediados del siglo XX la localidad alcanzaba su pico demográfico al superar los 700 habitantes, pero a partir de 1970 el declive se aceleró con la modernización de la agricultura, que hasta entonces daba trabajo a la mayoría de los hombres del municipio. Los jóvenes salieron a buscarse la vida en las ciudades más cercanas, y la concentración parcelaria -también en los setenta- acabó con los viñedos, lo que impide que hoy surjan buenas bodegas que creen empleo, a pesar de estar enclavados en la zona de la Denominación de Origen Tierra del Vino de Zamora. El resultado, es que en el último medio siglo Fuentespreadas ha visto su padrón reducido a menos de la mitad, de los 614 habitantes de 1970 a los 280 de la actualidad.

Hace 50 años "había una carnicería, había un estanco, había un supermercado, había otras dos tiendas de ultramarinos", explica Victorino Galende, que llegó a Fuentespreadas en 1970 cuando conoció en Madrid a su actual mujer, natural de este pueblo. Hasta las fiestas eran más multitudinarias y alegres, como recuerda Demetrio Domínguez, octogenario natural de la localidad. Pero incluso la generación posterior a la de Vitorino conoció a un ese pueblo lleno de vida. Jairo Andrés, de 37 años, fue a un colegio en Fuentespreadas que "tenía más de 100 alumnos, ahora quedan 4 o 5 y una sola aula".

A pesar de la nostalgia, muchos reconocen que en algunos aspectos Fuentespreadas ha cambiado a mejor. "Se han asfaltado las calles, se metió el agua corriente y alcantarillado, antes no se podía ni entrar con el coche del barro y ahora las calles están decentes", defiende Victorino, que actualmente es concejal y sigue luchando por adecentar el municipio. Tras la reciente reparación de la carretera por parte de la Junta de Castilla y León, que la población agradece, el ayuntamiento aspira a extender las aceras para garantizar la seguridad vial en toda la travesía. Y pese al cierre de los comercios, Fuentespreadas mantiene una panadería, un bar, y lo más importante para una población de avanzada edad: farmacia y médico tres días a la semana.

Pero lo más importante no es eso, lo más importante es que cuentan con un grupo de gente joven y activa dispuestos a trabajar por "devolverle la vida al pueblo" organizando todo tipo de actividades culturales y de entretenimiento a lo largo de las cuatro estaciones del año. Desde la fiesta de la Nochevieja hasta los concursos de disfraces en carnaval, pasando por una semana cultural o incluso un campamento urbano que mantiene ocupados a los más pequeños durante las mañanas del verano, corren a cargo de la asociación Sibaria, refundada hace 13 años tras un periodo de inactividad y que actualmente cuenta con unos 300 miembros. Su lista de socios es más larga que el padrón municipal.

Recientemente, Irene Esteban, una estudiante que solo tiene 22 años, ha tomado las riendas del grupo que, según reconocen los vecinos, es el alma de Fuentespreadas. "Si no existiera Sibaria sería un pueblo más triste, con menos vida y menos cosas que hacer", presume la nueva presidenta mientras explica que la intención de la directiva es "no hacer solo actividades centrales en agosto o en navidades cuando el pueblo está lleno de gente, sino hacer más actividades para todo el mundo que reside aquí día a día, con una continuidad, aunque sea para 10 o 20 personas nada más". Por eso están comenzando a invitar a las asociaciones culturales de otros pueblos de la comarca a compartir algunas de sus actividades, "así seremos unos pocos más, convivimos y queremos que de esta forma haya un motivo para salir de casa, juntarse y tener cosas que hacer a lo largo de todo el año".

En este sentido, ya se viene desarrollando desde hace tiempo un taller de teatro con unos 17 alumnos que ensayan prácticamente todos los viernes del año, a las órdenes de un profesional, para preparar una obra que representan para el resto de vecinos cuando llega la Semana Cultural. Otros vecinos no quieren pasar la oportunidad de reivindicar los afamados encierros taurinos -estos corren a cargo del Ayuntamiento durante las fiestas patronales, a principios de octubre- que atraen a aficionados taurinos de todo el sur de Zamora y de la provincia de Salamanca y que "esperemos que no nos los prohíban".

Pero la actividad más importante para Sibaria no dejará de ser el mercado romano "Fontibvs Predatis" que durante tres días cada mes de agosto devuelve al pueblo a sus orígenes históricos. Cientos de vecinos se disfrazan con túnicas de patricios y las calles centrales de la localidad se ambientan para transportar al visitante a la misma época en la que se elaboró el famoso ajuar de Fuentespreadas. Después de 17 ediciones el mercado se ha ganado una fama merecida en toda la provincia de Zamora, y también se acerca gente desde Salamanca a visitarlo. No faltan las actuaciones ni los artesanos que instalan sus puestos para vender sus quesos tradicionales o sus pulseras hechas a mano, entre otros productos.

Sin embargo, y a pesar de estos esfuerzos por hacer de Fuentespreadas un lugar agradable donde convivir vecinos de todas las edades, los jóvenes siguen encontrando un escollo que no quieren dejar de señalar, que es la dificultad para acceder a internet. Jairo Andrés es un vivo ejemplo, ingeniero informático de profesión, tras seis años trabajando lejos de su tierra logró que su empresa le permitiera teletrabajar, y poder ejercer su profesión desde cualquier lugar del mundo con internet. No en Fuentespreadas. Volvió desde Galicia para encontrar que en su pueblo "solo te ofrecen una conexión vía satélite que no tiene la calidad o las características técnicas necesarias para poder trabajar, tuve que irme a Zamora y alquilar una oficina con los gastos que conlleva".

La cobertura de telefonía también flaquea en las fiestas señaladas cuando en el pueblo hay más terminales de lo habitual. Son dos elementos básicos para el desarrollo que Fuentespreadas reivindica, el teléfono y el internet "para una industria es básico y fundamental para sacar sus productos, hoy en día eso es como el saber escribir", define Victorino Galende.

Fuentespreadas tiene una historia rica, un paisaje natural envidiable, una población activa con ganas de hacer cosas, pero necesita conectarse al mundo para contarlo.