Una mañana primaveral, pese a ser todavía 2 de febrero, animó a los saucanos a salir a su Plaza Mayor para disfrutar del "mondongo tradicional", que es como se conoce en la zona a la matanza pública en la que los niños y niñas de Fuentesaúco desempeñaron un papel muy especial elaborando con sus manitas el adobo, picando la carne para hacer las chicas o rellenando los chorizos, entre otras labores propias de la matanza.

Los adultos con más experiencia detallaban a los pequeños paso a paso cada una de las acciones que se iban siguiendo cuando llegaba el día de la matanza a las casas hace no tantos años, y más recientemente en mataderos como el saucano de Felipe Rebollo.

La empresa organizaba el evento en colaboración con el Ayuntamiento de Fuentesaúco, y su propietario, Felipe Rebollo, es precisamente una de las personas que más sabe sobre estas cuestiones después de toda una vida dedicándose al sacrificio y despiece de cerdos para alimentar a la población, gestionando durante 30 años un exitoso matadero que ha dado empleo a decenas de trabajadores en Fuentesaúco, una de las fuentes de riqueza más importantes de toda la comarca.

Por todos esos motivos, Felipe Rebollo Calabaza fue nombrado "mondonguero mayor" y recibió una placa de parte de sus vecinos de Fuentesaúco que le entregó el alcalde, Eduardo Folgado.

El acto contaba con numerosos atractivos no solo para los pequeños, sino también para los mayores, que abarrotaron el ágora a lo largo de toda la mañana. Desde el desayuno tradicional de mondongo con aguardiente y pastas, el despiece del cerdo por parte de profesionales y una exposición de las diferentes piezas o la degustación de productos típicos de la matanza elaborados in situ, como la tradicional chanfaina, chichas, pancetas y chuletas de cerdo a la brasa. Hubo alimento para todos y quien se quedó con hambre pudo repetir.

Los dulzaineros y las águedas de Fuentesaúco pusieron la música y los bailes tradicionales -y sus trajes típicos- para animar la fiesta con un amplio repertorio de temas.

La diversión generalizada fue posible gracias a la ayuda de varios colaboradores como la Asociación de Mujeres Saucanas, el Centro Menesiano y muchos vecinos que a nivel particular contribuyeron en lo que sabían hacer. La fiesta tiene un precedente en otro "mondongo" organizado por el propio Felipe Rebollo hace ya 24 años, seis años después de que el empresario recalara en Fuentesaúco. En aquella ocasión, el evento no tuvo continuidad en el tiempo.