Los vecinos de Badilla, y también el alcalde del Ayuntamiento de Fariza, del que forma parte el núcleo arribeño, ven pasar las semanas sin que apenas avancen las obras del nuevo puente que se construye sobre la ribera, y que es la obra principal de la mejora de la carretera ZA-P-222 que comunica Arribes con Portugal por el paso fronterizo de Miranda do Douro. Una estructura exigida por Patrimonio para conservar el tradicional puente.

No obstante, las obras siguen su curso y estos días se trabaja en adecuar los accesos a las fincas, con la colocación de tubos y allanamiento de entrada.

El puente permanece paralizado con gran número de señales apiladas por el suelo e incluso algunas apoyadas sobre el panel informativo colocado por la Junta de Castilla y León para dar a conocer a los turistas valores y rutas significativas.

"De cachondeo" califica un vecino de Badilla la situación. Y es que todos ven la parsimonia con la que se lleva adelante una obra que hace meses que debía haber sido inaugurada, si se hubiera cumplido el plazo marcado o lo anunciado por responsables de la Institución provincial.

Fuentes municipales justifican los retrasos que acompañan a esta obra en problemas de la propia empresa, que, al parecer, trata de obtener una aquiescencia de la Diputación Provincial de Zamora para finalmente llegar a buen puerto con la adjudicación, valorada en 628.837 euros. Vienen a sumarse al retraso lo que se temían los vecinos: que llegaran las lluvias y una ribera, que permanece seca todo el verano y parte del otoño, recobre el caudal de agua y complique la ejecución de las obras.

Debido a la importancia de este trazado vial en los ámbitos del Parque Natural de Arribes del Duero se mantiene abierta al tráfico y no cesan de circular por ella los vehículos, en uno y otro sentido. La falta de señalizaciones verticales y la propia indicación de precaución que señala la línea amarillenta del trazado obligan a los usuarios a circular con todo tipo de prevenciones.

No obstante, el riesgo está presente en prácticamente todo el trazado y Juan Carlos Toribio, integrante de la Unión Internacional para la Defensa de los Motociclistas, que lleva años denunciando las deficiencias y riesgos de las vías de comunicación, con especial calado de las existentes en el medio rural, hace referencia nada menos que a una veintena de infracciones en los poco más de tres kilómetros que separan Badilla de su conexión con la llamada carretera Internacional, que une Ricobayo con Miranda por el paso de Torregamones. Entre ellas la ausencia de señales verticales que indiquen la presencia de curvas, las salidas o entradas de algunos accesos, el que aparezcan tiradas por el suelo algunas señales que debieran estar en pie para cumplir su función.

Toribio pronunciará el 1 de febrero en el Centro Cívico Rondilla, de Valladolid, una charla en la jornada sobre seguridad vial en la que se presentará un Plan Corrector y de acciones.