Mientras en la capital los niños viven esta noche con la ilusión de esperar a los Reyes Magos de Oriente, los pueblos de Zamora le piden a Sus Majestades poder mantener viva una tradición que cobra especial protagonismo en estas fechas. Los Quintos, cada vez menos numerosos, cada vez en menos pueblos, se juntan para mantener viva la llama de la tradición. Bien sea durante los últimos días de diciembre o en los primeros de enero, los pueblos donde aún quedan Quintos viven días grandes y festivos. Donde antes había decenas, ahora a veces hay apenas 3 o 4 y algunos de ellos son hijos del pueblo, chicos y chicas que cumplen los dieciocho años fuera de su pueblo al que vuelven en los días de fiesta y en verano.

En Almeida de Sayago, pese a ser solo tres quintas, han mantenido la tradición y han salido a la calle a pedir el aguinaldo. Lo mismo han hecho en Morales del Vino, siendo estos más numerosos. En la localidad de Tierra del Vino, tras pedir el aguinaldo, se cenó en la Bodega del Ayuntamiento de Morales del Vino y Selvátika puso la música durante la noche.

Villaralbo comenzó en noviembre con las tradicionales cencerradas de los viernes en las que participan los quintos para después invitar a todo el pueblo a los bailes de Nochebuena y Nochevieja antes de entregar a todos los vecinos a una chocolatada y pedir el aguinaldo por las calles.

Moraleja también ha disfrutado de la celebración en los primeros días del mes de enero y la noche del sábado disfrutaron con Alefran, quien consiguió hacer bailar a todo el pueblo.

Manganeses de la Lampreana es otro de los pueblos en el que los Quintos salieron ayer con sus capas a pedir por las calles de la localidad de Tierra de Campos.