La Plaza Mayor de Fermoselle evocó ayer una de las tradiciones rurales más señera, la matanza del cerdo. Una costumbre culinaria que hoy es una excepción en los hogares de la villa sayaguesa y en general de todos los pueblos. Por eso desde el Ayuntamiento se ha querido rememorar el ritual del sacrificio, despiece y aprovechamiento de un animal que es todo un manjar. Ya dice el refrán que "Del cerdo, hasta los andares" y así se puede demostrar en la fiesta gastronómica que se celebró ayer en Fermoselle.

Un cerdo de aproximadamente 120 kilos, cedido por la empresa cárnica local Embutidos Puente Robles, terminó hecho piezas y sus chichas degustadas por los numerosos vecinos y forasteros que se sumaron a la tradición.

Voluntariosos hombres y mujeres se pusieron manos a la obra reviviendo el ritual de la matanza, desde el chamuscado del marrano pasando por el despiece y picado de la carne, lavado de las tripas, elaboración de chichas, embutidos y morcillas. La Plaza Mayor fermosellana se transformó así en una gran cocina donde se iban desarrollando las tareas culinarias para la degustación final de la sabrosa carne del cerdo.

La Asociación de Tamborileros de Fermoselle se encargaba de dar ambiente festivo con su música en una mañana fresca, típica del mes de enero, pero nada desagradable. También se pasaron por allí curiosos y turistas que realizaban una visita a las bodegas.

La fiesta de la matanza se complementó con un mercadillo navideño en la carpa, con la participación de artesanos locales y de pueblos de la zona con sus trabajos y productos tradicionales. Dulces, vinos, quesos, aceite, mermeladas o artículos típicos de la navidad podían adquirirse en los distintos puestos del mercadillo.

El fin de semana coincide con la fiesta de los quintos y esta tarde, la tradicional cabalgata de Reyes.