Mientras todos los pueblos de los alrededores de Zamora crecían a principios del nuevo siglo, La Hiniesta se estancaba sin ver como llegaban nuevos vecinos y con una mayor mortandad que natalidad, iba perdiendo poco a poco población. Si al perro flaco todo son pulgas, al municipio de Tierra del Pan se le juntaron en el tiempo el cierre del último bar que quedaba, el cierre definitivo de la tienda y el fallecimiento de la farmacéutica. La Hiniesta se quedaba sin servicios.

El plan de urbanismo que intentó crear una uniformidad en las viviendas de la localidad, fue demasiado exigente y echó atrás a muchos de los vecinos que se acercaron a preguntar al Ayuntamiento para crear su residencia en La Hiniesta. El plan, todavía activo, es una de las normas que el nuevo equipo de Gobierno quiere modificar para atraer vecinos aunque ya se han visto los primeros "brotes verdes" con empadronamientos tal y como señala el Alcalde La Hiniesta, Ricardo Casas.

Zamora DesAparece 14 | La Hiniesta

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En mayo tomó posesión del bastón de mando el nuevo mandatario y en julio llegó la primera buena noticia para los habitantes piñoneros: reabría la farmacia. Adriana Gallego es la nueva farmacéutica de La Hiniesta desde el verano pese a no haber tenido ningún contacto con el municipio anteriormente. Adriana trabajaba en una farmacia del centro de Madrid donde el trato con el cliente no es igual que en el medio rural. "Yo ya había trabajado en una farmacia rural de un pueblo un poco más grande y creo que la gente de pueblo te valora mucho más y el trato con el paciente es mucho mejor". señala la joven farmacéutica quien es una de las últimas empadronadas en la localidad de Tierra del Pan.

Unos meses más tarde y fruto del trabajo de las dos últimas corporaciones municipales, volvía a abrir bar en La Hiniesta y los piñoneros ya tenían un lugar donde encontrarse. "El bar no es solamente un negocio, es algo muy importante en el mundo rural porque es el lugar de encuentro donde la gente está deseando conversar y es un lugar maravilloso para construir más identidad" señala Ricardo Casas.

Una de las cosas que sí ha mantenido La Hiniesta es la identidad del pueblo y fruto de ello se mantienen tradiciones como las águedas o la Cordera que se celebra en Nochebuena en Santa María la Real. Socorro Rodríguez es una de las últimas representantes de este tipo de tradiciones que van desapareciendo en los pueblos. "Se lleva mal que cada vez haya menos gente. Gracias a que conduzco y los martes y jueves salgo a la asociación de San José Obrero en Zamora, a pasar por lo menos la tarde" explica esta vecina que no ve mucho futuro a las tradiciones que ella y otras lugareñas mantienen: "No sé si seguirán muchos años". Todos los días, cuando se acerca el invierno, ensayan la Cordera y pasan un tiempo de unión que también se realiza en el bar ya que antes "te pasabas la tarde metida en casa".

Es precisamente la identidad de pueblo y el entorno lo que llevaron al diseñador, mundialmente premiado, Javier Garduño a montar su estudio y su vivienda en La Hiniesta. De todos los pueblos del alfoz de Zamora, el que más convenció a este toresano fue La Hiniesta y, sin embargo, estuvo a punto de abandonar su sueño: "No tuve ninguna subvención por irme al medio rural y estuve a punto de no montar el estudio por la normativa tan restrictiva que existía aquí".

También la conexión con las autovías (por Roales) y con Zamora, en menos de cinco minutos, ayuda a fijar población y ha animado a otra familia más, que está construyendo su vivienda, a empadronarse y permite a los jóvenes que hacen su vida en el pueblo tener contacto con otras personas de su edad.

Roberto Pelayo echa de menos más gente joven pero disfruta de la vida en el pueblo. "Tranquilidad hay mucha. Si te gusta la vida en un pueblo, es muy bonito. Sales de casa y ya hay campo. Además, tenemos a Zamora a siete kilómetros, es una gran ventaja y tenemos de todo" explica este piñonero que hace una petición a los nuevos habitantes que se empadronan en La Hiniesta: "Que hagan vida del pueblo, que no seamos un pueblo dormitorio".

Este año el municipio está inmerso en la celebración del 75 aniversario de la declaración BIC de Santa María la Real, el templo de La Hiniesta que acoge, entre otros tesoros, a la Virgen de La Hiniesta a la que guardan devoción sus habitantes. La vida del templo, de la parroquia y del municipio están íntimamente ligadas y el papel de Matías Pérez, el párroco del pueblo, cobra especial importancia. "La intención de la Unidad de Acción Pastoral es que aunemos fuerzas y poder hacer más cosas que un pueblo sólo no puede hacer" explica Matías Pérez. Fue el sacerdote, durante una época, uno de los pocos servicios que le quedó al pueblo: "Cuando cerró el bar, la gente salía de misa y se iba a casa, eso hacía que se pensaran mucho vivir aquí".

Con la cercanía a la capital, con los nuevos servicios y con una identidad clara de pueblo, La Hiniesta remonta con "brotes verdes" que le permiten mirar el futuro con optimismo.