La Comarca Forestal de Aliste se erige en una escuela campesina rural y natural al aire libre para universidades, institutos y colegios de España y Portugal que forman a sus alumnos en asignaturas relacionadas con el Medio Ambiente. El instituto Alfonso IX de Zamora ha sido el último en elegir las tierras alistanas de colinas y riberas, en pleno otoño, para desarrollar una intensa jornada de campo y realizar sus prácticas en contacto con la naturaleza, bajo la tutela de sus profesores Pablo Tablado y Diego Martín (Gestión Forestal) y Javier Viñuela (Aprovechamientos Forestales).

Encantados quedaron de su visita a Aliste los alumnos que estudian el ciclo superior de Gestión Forestal y del Medio Natural para convertirse en Agentes Medioambientales. Junto a los alumnos de primero y segundo grado estuvieron los del segundo curso de Formación Profesional Básica de Aprovechamientos Forestales.

Entre los 43 alumnos desplazados a la comarca de Aliste 9 de ellos son originarios de tierras alistanas: tres de Alcañices y uno en cada caso de Grisuela, Moveros, Villarino tras la Sierra, Alcorcillo, Nuez y Riofrío. En los últimos años cada vez son mas los jóvenes alistanos que eligen ciclos formativos relacionados con el mundo forestal para ser Agentes Medioambientales, una de las profesiones más solicitadas en España.

Experimentación

El Centro de Interpretación de las Especies Micológicas de Rabanales fue la primera parada obligada para conocer el mundo de las setas silvestres. Su responsable Pedro Gómez Turiel les adentró en el mundo de la micología.

En Mellanes pudieron conocer las parcelas de estudio que allí tiene la Escuela de Ingenieros Forestales de Palencia. Gómez Turiel, junto a cuatro agentes medioambientales (José Prieto, Jorge de Dios, Domingo Ferrero y Francisco Manías) y un capataz del Medio Natural (Javier Pérez) les acompañaron en el recorrido por las parcelas de experimentación, donde pudieron encontrar hasta once especies distintas de setas en apenas media hectárea de terreno.

En la "Sierra de Bruñosinos" de Alcañices los resineros José Manuel Castaño y Carlos Fernández, de Alcorcillo, explicaron el proceso de resinado de los pinos.

La Comarca Forestal de Aliste abarca una superficie de 114.402 hectáreas y 89 Montes de Utilidad Pública, un paraíso natural donde destacan las especies autóctonas de roble y encina junto a otras alóctonas como los pinos pinaster, nigra y sylvestris. Es una de las más extensas de Castilla y León con la particularidad de compartir con Portugal alrededor de 100 kilómetros de frontera.

Recursos

En los últimos años se ha convertido en un referente mundial para el estudio de la naturaleza in situ: especies protegidas de fauna y flora, amplia variedad de setas y hongos, especies amenazadas, regatos sin explorar o árboles singulares tienen su morada en Aliste y eso lo saben los estudiosos de Medio Ambiente.

Aliste ha conservado intacto su patrimonio natural y han sido sus propios vecinos los que, durante siglos, han sabido preservar y convivir con la naturaleza, obteniendo de ella sus recursos de una manera conservacionista. Muchos de los pueblos alistanos, gestionados por los propios vecinos, tenían sus terrenos comunales divididos por zonas: las destinadas a roturar para sembrar el centeno (tierra mala), por el sistema de "rozadas" y que aún conservan el nombre de "rozadona", solían ser terrenos yermos que dividían en "quiñones".

Las zonas boscosas también las tenían divididas: las más pobres y de árboles sin porvenir, las dedicaban a cortas a matarrasa de pequeños robles ("trampones") y de pequeñas encinas ("carrascos") y que junto con urces, escobas y jaras, las usaban para hacer lumbre y en otros casos hacer la comida para los cerdos. Las zonas de grandes árboles se respetaban por los vecinos para entresacarlos y hacer "rachones" para calentar las casas con la lumbre. Los valles los mantenían limpios de matorral y las orillas de prados y cortinas las plantaban de olmos o fresnos con los que obtener madera para hacer vigas, "chillas" y "cantiagos" o podar en septiembre las ramas para dar de comer al ganado.

Estudiosos

Este sistema de conservación ha llegado hasta nuestros días y hoy podemos contemplar preciosas fresnedas entre paredes y "fincones" de pizarra, bosques de robles o dehesas de encina, que dan sombra y alimento al ganado.

Aquellos terrenos que se cultivaban de centeno y ya abandonados hace treinta años, ahora están poblados de jaras donde los Boletus edulis afloran, fenómeno que sólo se da en esta parte de la Península Ibérica. En las majadas de robles y sotos de castaños salen distintas especies de boletales y lo saben muy bien sus paisanos, que en otoño y primavera los recorren en busca de tan preciada seta.

Son los estudiosos de la micología, provenientes de universidades españolas y extranjeras (de Francia a Estados Unidos pasando por Japón e Israel), los que han descubierto en Aliste un filón para el estudio de setas y los hongos por la variedad y calidad de setas. Se debe a la gran variedad de especies arbóreas y arbustivas que existen en Aliste, desde los "zufreros" ( alcornoques en Cerezal, encinares en San Mamed), sotos de castaños en Alcorcillo, robledales desde San Cristóbal hasta Samir de los Caños y pinares en el entorno de la Sierra de la Culebra y Bruñosinos, convierten estas zonas en lugar de estudio. La escuela sigue abierta y colegios y universidades esperan ansiosos para recibir su clase magistral.