Las obras de urbanización de un ramal de la calle de La Cruz, en Villardeciervos, provocan la entrada de aguas pluviales y humedades en la finca de un vecino colindante. El perjudicado ha denunciado ante el Ayuntamiento tanto el problema de aguas como las deficiencias en la ejecución de la obras para que se adopten soluciones.

El primer problema a la hora de ejecutar la obra fue que no se rebajó la altura de la calle en toda su longitud, sino que solo se rebajó tierra en la parte final para evitar un escalón en el entronque con el vial principal. El afectado constató que además se efectuó un relleno de calle que elevó la altura unos 30 centímetros sobre su parcela. El segundo problema afecta al nuevo colector de aguas residuales que se instaló en la calle para dar, teóricamente, servicio en un futuro a la parcela urbanizable, se hizo a escasa profundidad. Al estar la finca a un nivel más bajo que el de la tubería de aguas residuales no puede desaguar en ella. En el caso de que se ejecute una construcción en esta parcela, la nueva casa tendría que elevar su altura sobre el nivel del suelo de la finca.

En la parte alta de la parcela, las aguas discurren directamente de los campos colindantes y de un camino entrando a la parte superior de la finca. Para evitar daños se está ejecutando una zanja y se colocará una rejilla para recoger las aguas, aunque en este caso el problema es que esas aguas no tienen ninguna salida desde la zanja, infiltrándose al propio suelo de la calle y la finca del afectado. No hubo la previsión de dejar un desagüe desde esta zanja al nuevo colector de aguas residuales, ya que no puede dar servicio a la finca, por el problema de cota de altura, a futuras construcciones se podía haber usado para recoger las aguas pluviales.

Otro problema está en la tubería de abastecimiento que retiene agua que no registra ningún tipo de movimiento y que, según el denunciante, no tiene ningún tipo de mecanismo de purga. La consecuencia inmediata, en caso de avería y de vaciamiento de la tubería principal, es que esas aguas retenidas entran, por presión, en las viviendas colindantes. A poco más de un año de ejecutada la obra han aflorado los primeros agujeros, que los vecinos achacan al escaso espesor de la capa de cemento. En otros puntos, como en la zona donde se está practicando la zanja de recogida de aguas, sí cumple el cemento el espesor.