Nacido en Zamora en 1979, educado en Morales y de abuelos alistanos (Nuez y San Vitero), Juan Pablo Martín González estudió Magisterio y es profesor del CRA de Tábara. Amante de la naturaleza y del senderismo, tiene al lobo de la Sierra de la Culebra presente cada día. Es autor del libro “Lobos de la sierra de La Culebra. Presencia, apuntes y observaciones”.

Juan Pablo Martín habla con pasión del lobo, en general, pero en particular del predador de la Reserva Regional de Caza de La Culebra, donde, por su seguimiento, ha pasado "más tiempo que en casa" en la última década. Tanto vivir en este espacio protegido le ha servido para publicar el libro "Lobos de la sierra de La Culebra", editado por Círculo Rojo, "escrito con un lenguaje accesible a todos los públicos", como corresponde a quien se dedica a la enseñanza.

-¿Cómo surgió su vocación por el legendario animal?

-Siempre me gustó la naturaleza. Desde pequeño me llamó la atención oír a mi madre sobre el aullido de los lobos. Un año, por mediación de un amigo, conocí a una empresa que me podía poner en contacto para ver lobos en libertad. Fue con Antonio Herrero. Además me gustaba hacer senderismo. Por el interés de ver al lobo me compré un equipo, y acabé trabajando de guía un par de años. Al vender la empresa no quería seguir pero, un día, me llamó al colegio Ángel Iglesias, para interesarse por el material sobre el lobo y si podría ceder imágenes. Además le facilité un estudio de campo porque, desde que empecé, tengo registrado cuándo veo al lobo, dónde, qué hace, si es de esta u otra manada. Conocí así a la empresa Signatur, dedicada a la formación ambiental en toda España, sobre todo, cursos de biología.

-¿Hay reiteración y mucho énfasis en señalar que el seguimiento es de lobos en libertad?

-La razón es porque es el único libro en el que solo se habla de La Culebra y de lobos en libertad. Muchos libros científicos tienen muchas imágenes de ejemplares en cautividad, porque hay detalles que son difíciles de conseguir. A nivel de estudio así lo considero. Todo se centra en lobos en libertad. Existe el libro de José Barrueso, pero es de observación.

-¿Qué estructura sigue el libro publicado?

-Primero explico de forma general las características orográficas, geográficas y geológicas de la sierra de la Culebra para contextualizar donde vive el lobo. También reparo en la fauna porque es muy importante para comprender cómo vive el lobo aquí, porque no es igual que si lo hace en Cantabria o en la meseta cerealista. Sigo con las características anatómicas, luego biológicas y en cómo se relaciona, cómo vive en La Culebra, los clanes establecidos, cómo son sus territorios y observaciones, relacionadas muchas de ellas con sus técnicas de caza. Todo relacionado a la convivencia con el ganado y con la generación, por medio del ecoturismo, de bienes gananciales a la sociedad.

-La editorial habla de un trabajo pionero en investigación y en el empleo de datos científicos. ¿Qué novedades aporta respecto a todo lo publicado hasta la fecha?

-Después de todas las observaciones puedo determinar si el lobo se ve más por la mañana o por la tarde, en qué época del año pueden verse más juntos o de forma individual. Hay seguimiento de un ciclo anual de un clan familiar, desde que tuvieron las crías. Se da fe de cómo utiliza la territorialidad para desarrollar la educación de las crías.

-¿Son creíbles los censos sacados a la luz? Porque hay tantas luces como sombras.

-Es difícil, por no decir imposible, hacer un censo real. Habría que observa a todos los miembros en particular, y es muy complicado. Se puede hacer una aproximación. Siempre se ha dicho que en un clan puede haber entre 5, 9 y 12 individuos, pero he visto que hay más y también menos. He llegado a ver más de 14. La población de lobo es dinámica a lo largo de año, y las manadas fluctúan. Se pueden hacer aproximaciones pero no un detalle real al 100%.

-¿Es cierto que llegó a exterminarse una manada en La Culebra?

-Vi lo que sucedió. Llegaron a cazarse varios lobos que hizo que la manada se desestabilizara. Los lobos se dispersaron y fueron a otros lugares, algunos pasaban por el territorio de vez en cuando. La caza hizo daño a la manada.

Recientemente se ha aprobado el cupo de caza de lobos, fijándose 12 ejemplares al año en La Culebra, y 29 para la provincia, que suponen 87 hasta el año 2022. ¿Es un porcentaje adecuado?

Creo que es un poco excesivo. Como ha habido un año que no se ha cazado posiblemente se pueda cazar más por la presión social. No digo que haya manadas que, por causa de los daños, haya que tomar medidas; pero por lo que veo se van a cazar donde no hay daños al ganado. Cuando el lobo y ganadero pueden convivir no veo que haya que cazarlo. En La Culebra hay sitios que no habría que cazarlo porque apenas hay daños. Pero es una Reserva de Caza y no tiene que ver con la conservación del lobos sino con otras cosas.

-¿Qué impacto tiene la caza en los grupos o en las familias de lobos?

-Cuando se desestructura la manada se incrementan los daños. Sucede que cuando un cazador quiere matar un lobo trata de cazar el macho dominante, porque es el trofeo, y no una cría. Cuando se mata en un periodo en que el padre está educando en la caza a los hijos, con ayuda de hermanos, si se abate al padre o a la madre se desestructura la manada. Las crías no han aprendido a conseguir el alimento y por lo tanto se tiran más al ganado. La caza hoy por hoy no se va a erradicar, pero en vez de matar al dominante debiera elegirse un lobo de otra edad.

-¿Del análisis de restos y deposiciones halladas en el campo qué conclusiones ha sacado sobre la alimentación del cánido?

-Dependiendo de la época del año, he visto más restos de jabalí que de otros herbívoros. Hay épocas que pueden depender más de ciervo o de corzo. De ganadería he visto rara vez. He visto lances de caza en ciervo, pero en restos lo más abundante es jabalí.

-¿Se tiene un conocimiento correcto sobre la incidencia que pueden tener en la población lupina la mortandad por enfermedad (sarna, parvovirus...), por accidentes, por furtivismo y otros reveses?

-Es muy difícil saberlo. Se saben los lobos que se cazan, que mueren algunos furtivos, otros por accidente. Yo he visto a una cría que estaba dañada por sarna y tengo grabados lobos que se rascan, pero no creo que la sarna sea un problema. Las manadas que he estudiado las veo más o menos estables. Si hubiera un problema real se hubieran extinguido ellas solas, y no he visto eso.

-¿Qué aconsejarías a un ganadero que lleva toda la vida con el ganado?

-El que convive con el lobo ya sabe cómo hacerlo y las medidas que deben de tomar para protegerse. La primera cuestión es estar con el ganado, y la segunda encerrar el ganado. Hay ganaderos con 50 años que solo les ha atacado el lobo una vez, y era épocas en que no había presas en La Culebra. Es duro estar todo el día con el ganado. Otra cuestión es que el sistema de caza actual perjudica a la ganadería. Si se mata el macho dominante es más proclive que haya daños al ganado. Otra elección dañaría menos la estructura de la manada y no habría daños al ganado porque seguirían cazando presas silvestres.

-¿Existen fórmulas para satisfacer los intereses de unos y otros?

-Si creemos en la conservación de la naturaleza y queremos conseguirlo tenemos que poner todos de nuestra parte. A lo mejor hay que ceder, y los cazadores ceder y no cazar el mayor trofeo.

-¿Es compatible el superpredador con la ganadería extensiva?

-Es más difícil que donde los ganados pastan vigilados, pero es compatible. He visto a los lobos pasar por entre las vacas y quedar sentados, y pasar entre terneros y no preocuparse de ellos. Si el ganadero vigila de vez en cuando, si no se cazan lobos dominantes en época de enseñanza de las crías puede ser más sostenible de lo que ha sido hasta ahora. Habiendo presas silvestres es compatible. Los jóvenes cazan de forma diferente cuando están solos o con los padres.

¿La Administración cumple con su papel de gestora? ¿Tiene que pagar el ganadero un seguro para cobrar por los daños del cánido?

-Parece que necesitan tener seguro de lobo. Más que del seguro se quejan de que les pagan tarde y, a veces, mal. Dicen que si llevan el ternero al matadero les pagan en 15 días, mientras que la Junta lo hace en seis o nueve meses y eso les perjudica. Veo que no están en contra de lobos sino de que se indemnizar mal o tarde.

-Siempre se carga un alto porcentaje de daños a perros asilvestrados ¿Son habituales? ¿Se tropieza con ellos al andar por La Culebra?

-En la vida he visto ninguno y me he pateado la sierra, a pie y en bici, así de veces. He encontrado perros de alguna persona o que quedan por ahí de monterías, pero que van a buscarlos.

-El entorno de La Culebra es un territorio recorrido por vías de comunicación de todo calado ¿Qué afectos tiene para la población de lobo?

-Cuando no hay pasos adecuados dañan la territorialidad. Hay lobos que han dejado de pasar por el doble vallado del AVE y que cambian el sitio de paso o modifican su territorio. A veces hacen túneles subterráneos que para el lobo son como una encerrona. Prefieren sitios elevados, donde tengan visibilidad. Hay un paso entre Tábara y cruce de Litos que está curioso, pero es un paso en 50 kilómetros, que a una manada le viene bien pero a otras no. Por el norte de Europa hay pasos que son una barbaridad.

-Desde hace unos años el turismo de la naturaleza es una actividad más en los espacios avifaunísticos. ¿Está la sierra de La Culebra preparada para acoger este tipo de turismo?

-Para mi sí. Pero falta una regulación. Hay mucho interés por el turismo de naturaleza y hay muchos sitios donde se puede estar. Puedes ser un filón económico, pero hay que regularse, sin que haya una masificación brutal. La caza y la contemplación pueden ser compatibles. La gente no quiere ver que se mate a un animal que tiene ante los ojos, ni el cazador que haya gente mirando. Con regulación, si se caza en un sitio puede haber avistamientos en otro lugar.

-¿Deben habilitarse miradores, recurrirse a cebos para poner a los animales a la vista?

-No estoy de acuerdo en que se cebe para nada, ni siquiera para la caza. Que en un momento puntual, por daños a la ganadería, haya que hacerlo, puede ser; pero por el capricho de la gente no deben cebarse animales porque dejamos de hacer que el lobo sea un lobo y lo convertimos en otra cosa.

-¿Qué criterio te merece el manejo de la fauna, el marcaje, a veces, de todo lo que nace, y la intromisión en nidos y refugios que los animales consideran a salvo de asaltos?

-En el caso del lobo, si es por estudio y conservación, para que en un futuro pueda ser compatible con lo demás, lo veo bien, siempre y cuando no se maltrate. Pero no creo que haga falta un marcaje masificado. Cada contexto es diferente. Los de la sierra de La Culebra viven parecidos, sería suficiente con marcar un clan o dos clanes y no radiomarcar a todos los clanes. Un estudio depende de lo que quiera hacer y de los recursos. En mi caso, en ocho o nueve años de trabajo he tenido que aprender mucho de la observación directa. Hay gente que tendrá más recursos o facilidades por parte de la Administración, pero yo he intentado hacer el estudio en sitios alejados del hogar del lobo para no molestar y verlo de modo natural.

--¿Cómo ve el futuro de esta especie?

-No creo que el lobo se vaya a extinguir. Pienso que está estable y si no coloniza otros sitios es porque no se le ha dejado. Que está en peligro no es cierto. En la Sierra de la Culebra está estable.

-¿Cómo definiría a este legendario animal?

-Cautivador, siniestro y familiar. Es un animal social que da todo por el grupo, que prevalece sobre la individualidad. Gracias a ese trabajo ha sobrevivido y es algo que el hombre debería aprender. Menos yo, yo, yo. Una sociedad si es solidaria tendría más futuro.