"En los pueblos de Zamora, y en muchos otros de Castilla y León, se vive como en ningún sitio, la calidad de vida no se puede comparar a la de una ciudad". Esta idea que Patricia García Gómez afirma con todo su convencimiento es la que ha llevado a esta madre de tres niños en Villarrín de Campos y propietaria de una casa rural a fundar una asociación que aspira a convencer a los profesionales del siglo XXI de que los pueblos no son para el fin de semana, son un lugar ideal donde residir largas temporadas haciendo tu trabajo igual de bien que en Madrid, Barcelona o Londres, por citar tres ejemplos, mientras dedicas el resto de horas del día a descubrir y disfrutar de todas las posibilidades que una provincia como Zamora ofrece a sus visitantes.

Para ello, la Asociación de Coliving y Coworking de Castilla y León, la primera de este tipo, pretende unir a todos los profesionales que tengan algo que aportar para ayudar a los establecimientos de hostelería de la Comunidad a adaptarse a este tipo de negocio, un modelo con perspectivas de futuro gracias a que cada vez más trabajadores se dedican a oficios que no requieren estar en una oficina todos los días de ocho a tres, les basta con su ordenador portátil personal, un buen wifi y su propio bagaje profesional que enriquecen precisamente gracias a que se van moviendo por el mundo. En Estados Unidos ya existen un millón de nómadas digitales, en su mayoría empresarios o autónomos de la generación "millenial" -aunque los hay de todas las edades-, y el estilo de vida comienza a popularizarse también en el centro y el norte de Europa.

Diseñadores web, desarrolladores de software, expertos en SEO, "community managers", fotógrafos, periodistas, blogueros o incluso abogados son algunas de las profesiones más frecuentes entre estos nómadas del siglo XXI, pero en realidad son muchos más los oficios que hoy en día se podrían desempeñar a distancia.

Para ello, los establecimientos, además de dormitorios, necesitan lugares para trabajar, espacios de "coworking" donde los profesionales no solo avanzan en su propia tarea sino que intercambian conocimientos, ideas, herramientas digitales y hasta surgen proyectos en común. "La competencia crea sinergias, ojalá en Villarrín no hubiera tres casas rurales sino 80, porque eso haría pensar al turista que este es un destino que merece la pena visitar y todos ganaríamos más", ejemplifica la propia Patricia García Gómez. También se necesita una conexión de calidad a internet, algo que deberían garantizar las administraciones públicas y las compañías de telecomunicaciones en todo el medio rural.

A partir de ahí, el reto es convencer a la gente de las ventajas de vivir en un pueblo de Zamora: "Tenemos la mejor gastronomía, comida sana, rica y ecológica, la mejor para cuidarse, tenemos espacios naturales que merecen la pena visitar como el Lago de Sanabria o los Arribes del Duero, tenemos más patrimonio de cualquier época de la historia que en ningún otro lugar, aquí das una patada y salen tres lugares Bien de Interés Cultural", defiende García, quien además desmitifica la idea del aislamiento respecto a comercios y servicios: "Si vives en Madrid probablemente tardes más de media hora en llegar en coche hasta tu hospital, aquí tenemos el hospital de Zamora a media hora, los de Valladolid a una hora, los supermercados y centros comerciales a la misma distancia o menos, y no tienes que sufrir una hora de atasco cada mañana para ir al trabajo, ese tiempo es para ti", recuerda.