La cosecha de almendras de este año en Fermoselle se cifra que cerrará con más de 60.000 kilos recogidos. Es una de las campañas que dejan un buen poso en los almendreros y también un buen sabor de boca porque, según afirman, "tiene una buena calidad el producto".

Valentín Ramos, que recoge y comercializa miles de kilos de almendra, expresa que el fruto "tiene bastante buen tito". De la importancia y la buena acogida que tiene este árbol frutal en la villa da fe que está en aumento la plantación. Ramos sostiene que es de las plantas que tiene mayor futuro porque es cómoda de trabajar, solo requiere dos o tres aradas y una poda, y comienza a producir a los tres años.

Hace especial hincapié en la elección de las variedades por la gran diferencia en el rendimiento entre unas y otras. Manifiesta que especies consideradas "duras" vienen a tener un rendimiento del 18% o, en el caso de la desmayo, del 22%, cuando las nuevas variedades alcanzan el 35%. Es por ello que el municipio de Arribes del Duero cuenta con una gran diversidad de variedades porque hay quien trata de asegurar una producción y pretende contar con almendras que salgan adelante en toda climatología, que puedan aguantar las heladas, las bajas temperaturas y cuyas floraciones tengan lugar "a partir del 10 de abril" y puedan llegar a buen término.

Son unas dieciséis variedades las que se aprovechan en la zona, entre ellas las autóctonas, Marcona, Desmayo o Largueta, Desmayo rojo, Amarga o amargosa, (que sirve para hacer licor), y también variedades de fuera como son Laurannea, Marinada, Ferraduel, y Guara según apunta Roberto Fariza.

La producción de almendra y su demanda ha llevado a Mayte Berdión a darse de alta para la comercialización de "almendra natural", procediendo ya a la distribución del mismo.

Segismundo Barrueco mantiene en la nave un notable depósito de almendras que va almacenando en sacos de cinco kilos. Apunta que tiene una cosecha de "cinco mil kilos y pico". Aunque procede a la limpieza de la almendra con una máquina, que deja listos unos 2.000 kilos por hora, en casos tiene que proceder al trabajo paciente y manual. "Todos los almendros tienen un punto débil, y es que lo que queda al poniente, con el calor, se pega la cáscara y no la lleva la máquina, de ahí que se proceda a escacharla a mano".

El precio es una cuestión de oferta y demanda, "donde todos quieren ganar" pero Segismundo afirma que se están pagando a "85 céntimos el kilo". Pone de manifiesto que también queda producto en el campo porque no es rentable contratar a personas para recoger, salvo que sean gran número de kilos. Es por ello que la recogida en Fermoselle es particular o familiar, aprovechando fines de semana que llegan los hijos y se cuenta con más manos para la tarea.

Roberto Fariza subraya que todos los años se plantan almendros, "unas personas 20, otras 100, otras 200..." y se busca variedades que fructifiquen.

La almendra es uno de los frutos asentados y tradicionales de la villa de Arribes del Duero, que tiene una grana aceptación para el consumo doméstico, para el regalo y, en parte, para la venta. Una parte de la demanda termina, a través de intermediarios o de cooperativas, en las fábricas de turrón levantinas.

El fruto goza de todo predicamento en el mundo de la gastronomía, utilizándose por particulares y restauradores para hacer diferentes clases de dulces y garrapiñados.

Viene a sumarse a otros recursos de primer orden como el viñedo y el olivo.

El almendro constituye en Fermoselle otro de los encantos y atractivos del Parque Natural cuando tiene lugar la floración, que llenaEl turismo del almendro es visible en.