El cuerpo de Laureano Boyano Peláez, el vecino de Folgoso de la Carballeda desaparecido desde el jueves, aparecía ayer en el arroyo Valdalla. Dos vecinos de Folgoso que andaban por este camino, a unos 3 kilómetros del pueblo, comunicaban poco después de las once de la mañana que habían visto ropa y un bulto que describieron como "un cojín" en el pozo del Puente de la Venta. Los agentes de la Guardia Civil que participaban en el operativo de búsqueda fueron a comprobar la información y se encontraron con la ropa doblada en la orilla y el cuerpo en el agua.

Bomberos del Consorcio Provincial de Rionegro fueron avisados y sobre la una de la tarde procedían a rescatar el cuerpo del río en presencia del forense y de los agentes de la Patrulla de policía Judicial de la Guardia Civil.

El forense autorizaba, poco después de las tres de la tarde, el traslado del cuerpo hasta el instituto Anatómico Forense de Zamora para practicar la autopsia a lo largo de la tarde. A expensas del resultado forense no se apreciaban indicios de muerte violenta, y no se descarta la muerte accidental o repentina, datos que aclarará la autopsia.

A lo largo de la mañana, tres patrullas de la Guardia Civil, agentes de la Unidad Cinológica de Zamora, familiares y vecinos desarrollaban a lo largo de la mañana una nueva jornada de búsqueda en la Sierra de Culebra, en un amplio territorio de monte bajo, pinar e intransitable. Como buscar una aguja en la falda de Peña Mira.

Para uno de sus primos que esperaba en el lugar de los hechos, lo más probable es que Laureano quisiera ir a Zamora a comprar unos zapatos, andando por este camino para coger el tren como había hecho en otra ocasión para ir a comprar ropa. Su enfermedad le limitaba y le transformó, junto con su sordera parcial, en una persona tímida y huidiza ."Tenía miedo que hablaran y se rieran de él" de ahí que evitara el contacto con otros vecinos. Su salud había emporado al dejar de tomar la medicación, de ahí que la familia había solicitado su ingreso en un centro, a raíz de la primera desaparición, hace una semana.

Era una persona atlética que trabajó primero ayudando en casa con la hacienda. Tenía una gran habilidad para dibujar y mantenía una buena relación con alguno de sus primos. Su personalidad cambió a raíz de su enfermedad, hace unos 20 años. Era un gran conocedor del monte, de hecho, su cuerpo no estaba muy lejos del lugar en el que solía recoger setas, una actividad que le proporcionaba unos ingresos ya que no tenía propiamente un trabajo. "Cuando se quemó el pinar -hace dos décadas- le empezó a dar vueltas a la cabeza" porque las labores que estaban haciendo en la corta de pinos estaban perjudicando el suelo y su producción de hongos. Fue "como meter a un pájaro en una jaula".

Progresivamente se fue encerrando en sí mismo y a huir el contacto con otras personas, dejó incluso de hablar con alguno de los primos con los que mejor se llevaba, y que le acompañó en numerosas ocasiones a buscar setas.

"No se suicidó. Si te vas a suicidar no te quitas la ropa y la doblas" afirma su primo, y se decanta porque, tal vez, "quiso lavarse" para ir al tren y sufrió un cambio brusco de temperatura porque el agua, a estas alturas del año, ya está muy fría. El pozo del Puente de la Venta era el lugar donde los chavales del pueblo solían bañarse en verano. En tiempos este camino estaba transitado "como si fuera una carretera, que comunicaba con Flechas".