Más allá del uso de unas instalaciones de las que carecen las comarcas fronterizas de Zamora, la confluencia de españoles y portugueses en el agua ha generado una relación afectiva que tampoco sabe de barreras. Una hermandad modélica que se traduce en periódicas comidas y cenas donde tramontanos y zamoranos han entablado una buena amistad. "La próxima toca en Moveros", cuenta uno de los asistentes a estos encuentros internacionales.

Tampoco el idioma es un obstáculo, pues desde el principio en la piscina españoles y portugueses pusieron de su parte para facilitar la comunicación. Y si por casualidad el profesor se olvida en algún momento del carácter binacional de su clase, ya alguien le recuerda que intenta dar las instrucciones en "portuñol". Por eso cuando el profesor de aquagym dice "troca" todos saben que deben cambiar. Y esa fluidez en la comunicación se ha prolongado en los encuentros gastronómicos de vecinos de dos pueblos hermanos. "Así nosotros aprendemos portugués y ellos español; esto es bueno para todo".

La piscina también ha estrechado lazos entre los niños y niñas de ambos lados de la frontera. Y de hecho se han traducido en la celebración de un campeonato de futbito.

Una sintonía que el presidente de la Cámara de Miranda do Douro ve como un modelo de lo que debe ser la colaboración institucional. De hecho, Artur Nunes trabaja en proyectos como pruebas deportivas transfronterizas, rutas de senderismo o BTT, por no hablar de la posibilidad de aprovechar los servicios básicos. "Nuestras zonas no tienen mucha población, por eso es necesario ser competitivos".