Sergio Rivera Rodríguez, "el de Fermín", has sido tu parte de mi vida, de la de Aliste y de cientos de alistanos que en ti encontramos una persona cercana, sencilla, acogedora, humilde y amable: que quería y se dejaba querer. Eras y para nosotros siempre serás especial.

Naciste de la unión de dos magníficas personas Fermín, de Gallegos del Río, con el que compartí adolescencia de fútbol y verbenas de San Pedro con los Pólvora Roja a orillas del Aliste, "La Rabudera"; y de Antonia de Losilla. Viniste al mundo el 7 de junio de 1992 y -como el más pequeño de cada casa-, eras travieso, si, y a la vez todo corazón, junto a tus inseparables hermanos Fermín y Oscar.

Te conocía desde la infancia pero nuestra amistad se fraguó cuando tenias unos seis años allá por 1998. Estaba yo en el campamento "San Ignacio de Loyola" de San Pedro de las Herrerías cubriendo un encuentro escolar y te acercaste a mi: "Hola Chany soy Sergio el de Fermín y este que no habla es mi hermano Oscar". A partir de allí te convertiste en ayudante en cada convivencia de escolar.

En mis ya treinta años de idas y avenidas entre la capital y Aliste era el mio paso obligado por la Zamora-Mahíde y allí, en la travesía de Gallegos del Río, siempre estabas tu para decirme adiós. Cuando la vida se ensaño conmigo y con mi familia siempre estuviste allí para darme ánimos. Irradiabas bondad: eras muy buena gente. Cada San Pedro compartíamos un "cubata". El 29 de junio pasado debido a mi situación personal quedó pendiente para 2020 la cita contigo y mi otro gran amigo, Basty Piñero, el cantante de La Misión. El sábado mi última sonrisa fue para Rosa, luego sonó el teléfono y las lágrimas regaron mi rostro. Se que ahora estarás allá en el Cielo cuidando de cuantos tantos querías y te queríamos. Yo ten lo seguro, estarás siempre en mi memoria y en mi corazón. Tú, eras y eres especial: tu fuerza nos acompañará de por vida, nunca nos dejaras caminar solos. Descansa en paz amigo.