Cada vez con menos quintos y, en la mayoría de las localidades, con menos gente, los pueblos de Tierra del Vino cumplen con la tradición en el primer mes de octubre de celebrar el Ofertorio de la Virgen del Rosario en el que los quintos cobran especial protagonismo.

El Perdigón, que durante el fin de semana celebró la fiesta de los quintos con mucha animación nocturna que atrajo a gente de la capital y de los pueblos cercanos, no falló y protagonizó la Carrera de la Rosca el domingo. No fueron solos los quintos los que decidieron correr y los asistentes pudieron disfrutar de varias carreras de niños, quintos y muchos vecinos que ya peinan canas y que quisieron participar en la fiesta.

Gema del Vino también llamo a sus vecinos a la fiesta y durante todo el fin de semana disfrutó de jornadas de convivencia donde el repique de campanas y las convidadas populares fueron las grandes protagonistas sin olvidar la tradicional subasta de roscas de la localidad.

Tardobispo también decidió correr las roscas después de honrar a la Virgen del Rosario y cumplir así un año más con la tradición de la gran mayoría de los pueblos de Tierra del Vino.

Villaralbo ya ha creado la tradición de hacer desfilar por sus calles gigantes y cabezudos que se dan cita en la localidad de Tierra del Vino desde diversas partes de la geografía de la región. Por las calles y plazas de Villaralbo desfilaron gigantes o cabezudos procedentes de Alcañices, Corrales del Vino, Santa Marta de Tera, Camarzana de Tera, Salamanca, Zamora, Entrala, Benavente, Otero de Bodas, Villamuriel de Cerrato y, como no, del propio Villaralbo.

La subasta de roscas que forman el ramo es otra de las tradiciones que pervive en la mayoría de estos pueblos que, durante las últimas semanas, una vez se han ido los forasteros que llenan las localidades durante el verano, se han afanado en preparar unas fiestas del Ofertorio que reúnen a todos los vecinos durante el primer fin de semana de octubre.