Esta es la historia de cómo el empeño, el trabajo y la ilusión de cuatro vecinas de Bermillo de Sayago ha conseguido transformar un muladar en un espléndido vergel. Clavelinas, geranios, petunias, rosales, zinnias o damasquines refulgen dan vida al que puede ser el espacio más florido del pueblo.

Todo empezó hace unos diez años cuando, medio en broma, la desaparecida señora Amelia dando un paseo con Ángeles y hartas ambas de ver ese rincón del Pozo Bragas abandonado y sucio, decidieron plantar lirios en una esquinita. Sembraron así la semilla de lo que hoy es un coqueto jardín natural, construido por cuatro voluntariosas mujeres: Felicísima, Aurora, Tere y su hija Ángeles.

A los lirios le siguieron después unos rosales y, como había más espacio, cada una fue incorporando semillas hasta conseguir un tapiz floral que llama la atención en el barrio. "De ver eso perdido y lleno de basura a tenerlo tan bonito hay mucha diferencia y da alegría verlo" expresa Tere García, una de las afanosas jardineras.

Hasta llegar a ello han sido muchas horas de trabajo; primero limpiando la maleza y basura acumulada en ese rincón perdido de la calle Huertos que antiguamente fue un muladar donde se depositaba el estiércol de ganado y más tarde basura y cosas inservibles. "Anda que no hemos sacado carretillos" cuenta una de las jardineras.

Aunque no menos laborioso era el riego del jardín, sacando el agua del pozo con un caldero y una soga. "Nos cansábamos, pero seguíamos" recuerda ahora Tere. Incluso idearon un curioso y primario sistema para controlar el riego, poniendo 24 cantos en el brocal del pozo que iban retirando hasta extraer 24 calderetas. "A medida que sacábamos los cubos íbamos quitando las chinitas". Y así cada una sabía lo que se había regado.

Las cuatro vecinas decidieron ampliar el jardín al espacio colindante, lleno de zarzas y maleza. Pero ahora el riego es mucho más fácil, desde que el Ayuntamiento habilitó una boca de riego cerca del nuevo jardín. "Estamos muy ilusionadas" comenta Tere en nombre de las cuatro mujeres que creado el primer jardín del barrio.

Ahora el deseo de Feli, Aurora, Tere y Ángeles es que cunda el ejemplo y otros vecinos y vecinas de Bermillo recuperen espacios perdidos, que los hay, y los transformen en floridos jardines. "El pueblo estaría mucho más bonito y entre todos no cuesta tanto trabajo" sugiere Tere García.