La cobertura tanto de la telefonía fija como de móvil en Aliste, Tábara y Alba, lejos de mejorar en algunos casos incluso va cada día de mal en peor. Es tal el esperpento que profesionales de diferentes ámbitos se ven obligados a llevar hasta dos y tres móviles de diferentes compañías para, dependiendo en que pueblo, tener cobertura y poder estar localizados. En el caso de la telefonía fija la llegada de los móviles ha reducido los contratos y el mantenimiento de las infraestructuras parece ser que no es ni mucho menos el más adecuado. Calidad y cantidad están reñidos si no hay beneficios económicos. El problema está en que la práctica totalidad de los teléfonos finos actuales están en manos de personas de la tercera edad y para todas ellas son vitales a la hora de llamar a Emergencias 122 o a la familia o vecinos en casos graves.

Las ayudas estatales propiciaron hace una década la instalación de muchos modernos repetidores locales que dieron solución, entonces se creía que definitiva, a la nula cobertura en muchos pueblos, para lo cual los ayuntamientos, como no podía ser de otra manera, dieron todas las facilidades, cedieron gratuitamente los terrenos y los propietarios de fincas privadas no dudaron en firmar las correspondientes autorizaciones. Tras varios años de buen funcionamiento ahora tan pronto hay cobertura 3G como a los dos minutos se cae la señal y la única solución es subir la cumbre de la montaña más en busca de cobertura.

La situación más caótica, si cabe, se vive en la atención sanitaria. Los médicos y enfermeras están localizables gracias a sus móviles privados, con lo cual todo depende de que al pueblo a donde van a pasar consultas haya o no cobertura de su compañía. El segundo problema es que en la mayoría de los Consultorios no hay cobertura de internet con lo cual cuando un paciente tiene que recoger una receta visada solo puede hacerlo en el centro de la cabecera municipal donde, para colmo, el sistema de la Junta, no siempre funciona: a partir de las 11 está sobrecargado. Todo un incordio para una zona donde la mayoría tienen más de 80 años y carecen de vehículo propio o no pueden conducir por la edad.