Desde su origen, y a lo largo de los siglos, la Hermandad de los Falifos ha ido embelleciendo el santuario, contribuyendo a que las gentes venerasen a la Virgen de la Carballeda porque los valores que representaba irradiaban, a través de los miembros de la cofradía y sus obras sociales, una fuerza que convertía a la sociedad zamorana en una comunidad humana mejor. Por ello, el siglo XVIII, momento en el que la cofradía alcanzó su mayor auge económico, fue el periodo en el que más obras artístico-pedagógicas mandó realizar, pues a través de la contemplación de éstas los fieles aprendían e interiorizaban el mensaje de la Iglesia cristiana y el que provenía del santuario y Cofradía de la Virgen de la Carballeda. Y de entre aquellas destaca una joya del arte barroco zamorano: la cúpula del crucero del santuario, datada en 1756.

Debemos percatarnos de que la calidad y abundancia del románico zamorano no nos debiese hacer olvidar que poseemos otros estilos artísticos con muestras tan sobresalientes como la de esta cúpula carballesa. Su terminación en 1756 representa el punto más álgido de la cofradía, pero su paulatino deterioro, que desemboca en la actualidad, es un síntoma de una sociedad incapaz de distinguir lo que la identifica y potencia: su patrimonio histórico-cultural.

Un ejemplo singular

Debo confesar que cuando uno traspasa la puerta románica del santuario de la Carballeda, recorre la nave principal, con su tenue iluminación, y llega al crucero inundado de luz, al dirigir, gradualmente, la mirada hacia arriba, su percepción queda totalmente impregnada por esa blancura que simboliza, por una parte, la inocencia y la pureza de todos esos niños y niñas expósitos ( recién nacido abandonado o confiado a un establecimiento benéfico) que la Cofradía de los Falifos recogió, crio y educó desde la Edad Media y, por otra parte, la deslumbrante ascensión del devoto hacia la divinidad.

No podemos dejar de señalar que la simbología de la cúpula tiene una conexión directa con la Virgen de la Carballeda, a quien se le dedica el santuario, como Patrona de la comarca y Madre del Salvador. En primer lugar, los evangelistas, situados en las pechinas, fueron los primeros que hablaron de la Virgen y expandieron su vida. En segundo lugar, el Espíritu Santo, representado en forma de paloma en lo más alto de la cúpula, y rodeado por la luz celestial que entra por las ventanas norte, sur y oeste, desciende sobre la Virgen de la Carballeda, ubicada en el altar del templo carballés.

Sin lugar a dudas, nos encontramos ante uno de los ejemplos más excepcionales del arte barroco final en la provincia de Zamora, en el que conviven la escultura, la pintura y la arquitectura en una perfecta y equilibrada simbiosis, alejada de un barroco recargado, que la convierten en una obra original, con un programa iconográfico exclusivo, preparado y pensado para que la Cofradía de los Falifos consiguiese los fines religiosos y piadoso-asistenciales que perseguía (ver próximo número 29 de Brigecio, revista de estudios de Benavente y sus tierras).

El huracán de 1941

El 15 de febrero de 1941 tuvo lugar un huracán que causo graves deterioros en la cúpula del santuario. En términos de daños este temporal de viento de 1941 fue la mayor catástrofe ocurrida en la Península Ibérica en los últimos doscientos años, con vientos de unos 180 kph a 150 kph.

Tras el destructor huracán el Patronato de Nuestra Señora de Carballeda, el 3 de septiembre de 1941 pedía ayuda a los devotos para restaurar las roturas del santuario. Y se intervino, inmediatamente, en el retejo del tejado, pero el santuario y su cúpula no habían sido restaurados de forma satisfactoria y, por ello, el 16 de julio de 1946, se decide "realizar la reparación que urgentemente reclama el estado medio ruinoso en que se encuentra la bóveda y que consistirá en colocar unas abrazaderas o grapas en el exterior del ángulo noroeste de la cúpula; retocar el interior de la bóveda tapando varias hendiduras existentes en la misma, reconstruyendo algunas molduras que han desaparecido en el muro sur, con retoque de sus imágenes, particularmente las de los Evangelistas, y blanqueo general de toda ella". El término que utilizan, inadecuadamente, es bóveda, pero se refieren a la cúpula.

Estado de deterioro

Los desperfectos que el huracán causó en la cúpula fueron el principio de un deterioro progresivo que ha desembocado en el posible derrumbamiento de esta original obra maestra del barroco zamorano.

El grave estado actual de la cúpula es muy preocupante, hasta el punto que parte de las yeserías, estucos, cabezas de niños, y algún trozo del casquete interior de la cúpula, podrían desprenderse en cualquier momento, poniendo en peligro a los feligreses.

Pero el casquete interior de la cúpula es el que está gravemente afectado, hasta el punto de que hace unos años se desprendió la cabeza de uno de los niños, arrastrando parte del estuco que la rodeaba. En este punto de la cúpula han quedado al desnudo los mismos ladrillos que forman el cuerpo estructural de la cúpula y, por el paso de los años, se ha abierto una gran grieta que anuncia un posible y peligroso derrumbe. Este constituye el punto-origen del deterioro, que se ha ido transmitiendo, a lo largo de los años, a las zonas contiguas.

Manos a la obra

Hoy, a principios del siglo XXI, empezamos a darnos cuenta de que frente a la razón consumista y caprichosa necesitamos una razón histórica que nos recuerde cómo hemos llegado a ser quienes somos. Y una de las claves para conseguirlo está en recuperar el verdadero sentido de la Cofradía de los Falifos, no sólo a nivel religioso, sino de manera más amplia y profunda, recuperando el patrimonio histórico que generó y dio lugar a nuestra forma de ser, culturalmente hablando.

Por ello, necesitamos recuperar los hitos que nos recuerdan nuestro camino histórico. Y, en tal sentido, la ciudadanía castellano-leonesa, el gobierno zamorano y la Junta de Castilla y León, a través de la Comisión Territorial de Patrimonio Cultural de Zamora, juntamente con el Obispado de Astorga, deben ponerse manos a la obra, porque la cúpula de este emblemático templo de la Carballeda necesita una restauración urgente, o de lo contrario la perderemos para siempre.