Casi 300 kilos. Es el peso que han obtenido las calabazas gigantes del agricultor fermosellano Manuel Ramos a lo largo de su proceso de crecimiento. Después de la expectación que han generado, Ramos ha recolectado los frutos esta semana, para lo cual ha contado con la ayuda de maquinaria y de cinco personas más. El proceso, pese a lo dificultoso, duró tan solo unas horas de la tarde del jueves.

Después de meses de cuidados, hace algunas semanas el agricultor dio a conocer a diferentes medios el fruto de su trabajo. Si en un primer momento, las calabazas pesaban alrededor de 170 kilos, han llegado al momento de la recolecta con un peso que casi llega a los 300. Un tractor y una pala fueron necesarios para recoger dos de las hortalizas y transportarlas hasta un remolque. Desde allí, las calabazas viajaron a la báscula del pueblo para comprobar su peso real. Algunos fermosellanos, se acercaron, en ese momento, para comprobar la veracidad de lo que habían escuchado o leído en algunas noticias. A partir de ahora, el agricultor ya no tendrá que preocuparse de atender a todos los interesados en observar por ellos mismos los frutos.

El futuro de las verduras aún es incierto. Aunque en esto consisten la mayoría de las preguntas que realiza la gente al agricultor, Manuel Ramos no se muestra preocupado ni pendiente de qué hará con las calabazas, "lo importante es haber conseguido este logro".

El próximo año, el fermosellano espera plantar nuevamente calabazas, y para esa ocasión, desea conseguir un mayor tamaño, tras el éxito cosechado esta temporada, incluso después de las temperaturas tan altas en este verano, y más bajas de lo habitual en el estío en otras ocasiones. Para el verano que viene, Ramos ha aprendido de algunos errores que solventará en el proceso de cosecha y desarrollo de los grandes frutos. Pese a ello, se muestra entusiasmado al haber logrado algo muyo mayor de lo que esperaba.