La VII Edición de los Premios Aclebim de Bibliotecas Móviles distingue este año a José Crespo González, bibliotecario del bibliobús escolar de Zamora. Crespo (59 años) está tan satisfecho del reconocimiento personal a una trayectoria de 36 años de trabajo como de la visibilidad que el premio otorga a estos profesionales que llegan a pueblos y escuelas rurales para que nadie se vea privado de una biblioteca. Al volante del bibliobús recorre unos 20.000 kilómetros al año de punta a punta de la provincia, transportando casi cuatro mil libros, lo que le convierte en testigo irrefutable del devenir del medio rural. Como lo fue su antecesor, ya fallecido, José Antonio Portales, para quien quiere tener un recuerdo especial.

-Un premio otorgado por los propios compañeros y en una provincia pionera del bibliobús.

-Es muy emotivo porque llega del colectivo profesional de bibliotecas móviles. Y a la vez es una oportunidad para dar visibilidad y dignificar la labor bibliotecaria que realizamos.

-Puede que sea desconocida para el común de la sociedad pero no para usuarios de pueblos y colegios rurales que visitan.

-Sí. Ahora parece que está de moda hablar de la despoblación pero los bibliobuses han sido testigos de excepción de cómo se han ido vaciando los pueblos. Y vemos claramente que la gente del mundo rural necesita este acceso cultural, no los podemos abandonar. Allá donde haya una persona que necesite un servicio bibliotecario, un acceso cultural, tenemos que estar; es un derecho fundamental de la Constitución.

-Con la trayectoria de más de 35 años recorriendo pueblos y colegios rurales ha podido comprobar en primera persona cómo han cambiado las cosas.

-Es una pena, sobre todo el cierre de las escuelas, aunque nunca hemos dejado abandonados a los pueblos porque pasa el autobús de ruta. Pero sí, he conocido colegios de 400 alumnos que se han quedado en cien, o de 150 ahora con 20, por no hablar de todos los que han ido desapareciendo. Cuando se cierra una escuela es un portazo al pueblo; ese murmullo de los niños, cuando se pierde, es lo peor. Está claro que los escolares van a un centro comarcal, pero ese pueblo ya queda sin vida.

-¿Cuál es el trabajo del responsable del bibliobús escolar?

-Los bibliotecarios del bibliobús nos consideramos profesionales multitarea y nos adaptamos de una forma camaleónica con tal de dar el mejor servicio. Hoy en día existe para ello el Grado de Información y Documentación (antes Biblioteconomía), y es el requisito imprescindible que se debe exigir o al menos equivalentes de esa titulación, sin menospreciar a los que tenemos una titulación superior universitaria, ya que en el momento de incorporarnos no existían las especialidades actuales. Ser bibliotecario de bibliobús tiene connotaciones especiales, bien sea por la mayor cercanía y complicidad con el usuario, por la climatología, el riesgo y hasta por temas escatológicos (risas). Recomendamos lecturas y por el conocimiento que vamos teniendo de los usuarios se establece una complicidad que nos permite fidelizar el servicio.

-Las funciones obligan a estar muy al día de la actualidad bibliográfica.

-Siempre estás atento a las novedades aunque cada año salen multitud de libros, sobre todo a nivel infantil, y nuestro un presupuesto es muy corto. Por eso tienes que estar muy fino para atender las novedades, lo que necesitan los profesores y lo que el bibliotecario cree conveniente.

-Hay que conducir el vehículo en una provincia muy dispersa y con carreteras de todo tipo.

-Hago unos 20.000 kilómetros al año y, toco madera, nunca ha pasado nada. Hay que estar atentos a la mecánica por si falla algo. También somos testigos de la evolución de las carreteras durante todos estos años y el cambio ha sido notable.

-Zamora puede presumir de un servicio pionero muy útil para el mundo rural.

-En este momento lamentablemente el futuro no es muy halagüeño. Es cierto que venimos de una posición pionera en la infraestructura e innovadora en todo excepto en el tema del personal. Y cuando no se atiende al equipo humano en cualquier trabajo, el servicio decae.

-¿A qué se está refiriendo?

-Viene desde hace unos 30 años. La Junta delegó el servicio de bibliotecas móviles a las diputaciones, pero en el caso de Zamora asumió todas las competencias excepto la regulación laboral. De tal forma que hemos quedado aislados en un convenio colectivo de empresa privada que no tiene nada que ver con la función que realizamos. En su momento los trabajadores éramos jóvenes y no pasaba nada, pero se han jubilado dos bibliotecarios y nadie ha asumido la competencia, lo que ha conllevado que actualmente un bibliobús siempre esté parado y para no perder las visitas se ha ampliado la periodicidad de las mismas. Si una biblioteca cerrara uno o dos días a la semana por falta de personal, decaería el servicio, pues aquí igual. Además, para suplir la falta de profesional bibliotecario se ha habilitado a personal con estudios primarios. No quiero imaginar que cuando se jubile un conductor se vaya a habilitar personal con carné B porque es obligatorio el C para conducir el bibliobús.

-¿Y la Administración no ha hecho nada?

-Ha habido una reclamación laboral para dignificar la profesión de bibliotecario, pero la Inspección de Trabajo se limitó a transcribir los que dictaba el Centro Coordinador, sin preguntar al propio personal ni ir a los centros educativos donde se realiza la función laboral. No se ha realizado una inspección preguntados a todos y eso ha debilitado mucho el servicio.

-Estamos hablando de un servicio pionero que cumple una función cultural de primer orden. La situación que describe no va en consonancia con esa cacareada defensa del mundo rural y sus servicios.

-La cultura es un derecho fundamental y los responsables públicos deberían cuidar este servicio e incrementar el presupuesto. También esto asienta población; donde hay riqueza en el conocimiento hay vida y las bibliotecas tienen que decir mucho en este aspecto.

-¿Qué supone la llegada del bibliobús al pueblo o la escuela?

-Piensa que el bibliobús es un espacio público, un centro de reunión social, es un servicio cultural que quizás en muchos pueblos es el único, el más estable a lo largo del año. Yo no concibo un núcleo de población sin biblioteca, lo veo tan imprescindible como la sanidad, educación o comunicaciones físicas y tecnológicas. Es una manera de asentar a la población.

-Además de acercar los libros, el bibliobús hace que el usuario salga de casa y rompa el aislamiento en los pueblos,

-Claro. El bibliobús es un espacio de reunión, a nuestros mayores no los podemos abandonar, ahora están más solos en los pueblos y se produce una implicación entre bibliotecario y usuarios muy emocional que a veces traspasa lo profesional. Incluso es una forma de fidelizar el servicio porque a través de nuestras recomendaciones, como conocemos al usuario lo mantenemos. Y además los nuevos hábitos y las redes sociales rompen una cercanía que en el bibliobús se mantiene; muchas veces la confianza traspasa la relación puramente profesional.

-Habrá tenido sorprendentes y felices descubrimientos de grandes lectores.

-Los niños te reciben con los brazos abiertos porque, cuando llegas, cambias la dinámica del colegio y para ellos es extraordinario. Recibo muchas satisfacciones después de esa etapa escolar, cuando te encuentras a los alumnos por la calle o ya en el trabajo. Por pequeños detalles recuerdan mucho el bibliobús, es emocionante y a raíz del premio he recibido muchas muestras de cariño.

-El premio es un estímulo para empezar el nuevo curso.

-Desde luego. Se lo quiero agradecer a Aclebim y muy especialmente a Roberto Soto, el alma máter de la asociación, por la perseverancia y por dar visibilidad a los bibliobuses y a los profesionales que los llevamos.