La Raya de España y Portugal ha revivido un año más la "Ruta del Contrabando": una caminata entre dos países colindantes y dos áreas hermanas, Aliste y Tras os montes y Alto Douro. En esta zona, muy en particular durante la Guerra Civil (1936 a 1939) y tras ella, gente humilde de los pueblos y aldeas rayanas se jugaban la vida como contrabandistas y en un intento a la desesperada por ganarse unas pesetas o unos escudos, que varias veces acabó incluso con sus vidas.

La "Ruta del Contrabando" discurrió este año entre Alcañices (Plaza Mayor) y Sao Martinho de Angueira.

Alrededor de 300 personas, españolas y portuguesas, familias enteras, integradas por niños, jóvenes y mayores, disfrutaron de una marcha, paso a paso, sin prisa pero sin pausa. En la aldea lusa, perteneciente al concelho de Miranda do Douro, fueron agasajados con una convidada a sardinas asadas a la brasa que degustaron y disfrutaron en con vivencia y hermandad.

Por la tarde, un autobús acercó a los portugueses desde Sao Martinho a Alcañices y, por la noche, hizo lo propio con los españoles de Sao Martinho a Alcañices.

La Ruta del Contrabando es alternativa y de esta manera ya se sabe que en 2020 saldrá de Sao Martinho para terminar en Alcañices donde los alistanos serán quienes hagan la convidada. La música, campo a través y en la fiesta, la puso el gaitero portugués Ramiro Pires Fernandes convirtiéndose en el auténtico animador del evento.

Los pueblos alistanos vivieron en los años cuarenta la época de mayor crecimiento demográfico. Prácticamente se frenó la emigración a Argentina, Brasil y Cuba y, afirma un nonagenario. "Éramos muchos y poco a repartir. Pasamos miserias y hambre".

Las dictaduras en España (con Franco) y en Portugal (con Salazar) implantaron unos férreos controles en la frontera llegándose a contar con puestos de la Guardia Civil en pueblos como Riomanzanas, Villarino Tras la Sierra y Ceadea. La única manera de cruzar era al amparo de la noche y campo a través para intentar esquivar a la Benemérita y a "Los Guardiñas". Entre los productos más preciados estaban el café, azúcar, aceite, jabones, bacalao, ropa y calzado.

Las "Cartillas de Racionamiento", desde el año 1939 hasta 1952, y la plaga de langosta que arrasó prácticamente en su totalidad las cosechas alistanas y trasmontanas de trigo, centeno y cebada en 1944 (el invierno y primavera de 1945, fueron muy duros) llevaron a situaciones insólitas. "Las familias cambiábamos a pelo un jamón por un tocino y nos es que nuestros padres y abuelos no supieran lo que hacían, un jamón era mas sabroso, pero un tocino era más grande y daba para más días. No se trataba de comer mejor si no de tener para comer algo todos los días" asevera Joaquín.

El contrabando alistano y trasmontano dio lugar a situaciones tan increíbles como insólitas: había mujeres de contrabandistas que entregaban las mercancías a mujeres de guardias civiles (por encargo), guardiñas y estraperlistas jugando la partida a la brisca por el día en la cantina del pueblo y persiguiéndose por la noche en los montes, guardias que se hicieron contrabandistas y contrabandistas que luego fueron guardias. Hubo casos donde los guardias salían todos al monte a perseguir a los contrabandistas y mientras tanto, -se dio el caso en Riomanzanas-, un contrabandista vendía la mercancía en las casas de la Guardia Civil.