El pueblo de Porto celebró ayer el I concurso de migas y homenajeó a su pastor trashumante más veterano, Antonio Díaz Justo de 91 años, en un acto entrañable rodeado de vecinos y familia. El alcalde Francisco Blanco Corral dedicó unas palabras para evocar la vida de los pastores en los puertos y majadas, en recuerdo de los días de lluvia, las noches de viento y los huesos calados, sin olvidar "tu sacrificio en el puerto con descanso en la majadas" y las prolongadas "ausencias en la familia, por la vida en la trashumancia tan sacrificada". Antonio Díaz estuvo más de 30 años de pastor trashumante entre los puertos de Porto y los pastos de primavera de Extremadura con 8.000 cabezas de raza merina.

Instantes antes del homenaje, el ganador del concurso de migas, Basilio Blanco recibía como premio una chaquetilla firmada por el chef vasco, Martín Berasategui, que entregaba el alcalde, y una placa que recibía de manos del veterano exalcalde Rogelio Carracedo. La viceconsejera de Comercio y Turismo de Euskadi, Isabel Muela, impulsó este concurso como a aportación al pueblo, del que destacó que "el mejor capital de Porto, es su capital humano" y la participación y unidad de sus habitantes. Invitó a sus convecinos a promover actividades "y no dejar en manos de las administraciones que organicen todo".

Los exalcaldes Francisco Diéguez y Guadalupe Carracedo, entregaban sus premios al segundo y tercer clasificado, Francisco Tomás y Alonso Bruña.

El último será el primero, así ocurrió con Basilio Corrales que no confiaba en elaborar las mejores migas porque "tuve problemas con el fuego y tardó en calentar el aceite. Iba más atrasado" pero a medida que la temperatura y la paciencia, con ayuda del secreto culinario de "Miguel", se tomaban su tiempo, la cosa fue mejorando.

La fiesta con pan empezaba pronto y a expensas de la lluvia. Poco después de las diez y media de la mañana los nueve participantes instalaban sus calderos en los fogones de gas e incluso de leña, como optó uno de los cocineros.

Con el ingrediente más sencillo, el pan "y duro, que tampoco vale el tierno" como apuntaba uno de los cocineros se preparaba la mejor fiesta porque permitió a todos los vecinos degustar el resultado de los 9 concursantes, regados con vinos de un toresano Fariña, pero originario de Porto. La lluvia se sujetó casi hasta el final porque alguno recordó las migas aguadas en la majada por la lluvia.