El mercado de El Puente de Sanabria fue ayer punto obligado para miles de veraneantes en una mañana de idas y venidas, de largas retenciones para entrar por las carreteras y de colas en los bares y a la hora de pedir el pulpo. Los más madrugadores hacían las compras a primera hora, antes de las nueve, cuando los puestos del mercado estaban en proceso de colocación y la afluencia era mínima. Los primeros en acercarse a los puestos son, sobre todo, vecinos del propio Mercado o los residentes en otros pueblos sabedores de que "la que madruga, Dios le ayuda", o por lo menos le evita esperas.

Más de doscientos puestos ocuparon las dos calles del mercadillo, la plaza del Mercado -desde la rotonda hasta el Crucero- y su paralela por el pabellón de deportes. El objetivo era hacer el agosto, con los productos de las huertas y otros muchos dispuestos en los puestos colocados en la acera al otro lado de la carretera que atraviesa la Plaza.

El segundo turno de clientes al mercado comenzaba a llegar a las once de la mañana. Ni la carretera de Ilanes, una de las preferidas para aparcar por su amplitud a la hora de dejar el coche, se libró de las retenciones para entrar o salir a la una de la tarde. La carretera del Lago registraba las habituales retenciones para entrar, hasta el Alto de Sampil, y algo menos para los que venían desde los pueblos del entorno del Lago.

Atravesar la rotonda ponía a prueba los nervios de algún que otro conductor, especialmente de algún camión que necesitaba más espacio para poder realizar maniobras y salir en dirección a Puebla.

Los dos pasos de cebra de la carretera registraban tanto o más tráfico de peatones que la propia calzada. "Mucha gente pero poca venta" lamentaba uno de los vendedores de zapatillas instalado en las proximidades de la rotonda de la carretera del Lago. La diversidad de puestos y mercancías era generosa, comparada con "los pocos que venimos todo el año", apuntaba una de las vendedoras de la plaza. "Ha sido una mañana de mucha, mucha gente" aportaba una de las comerciantes de la recta de Ilanes. El pequeño comercio y los supermercados hacen el agosto estos días.

Uno de los puntos de mayor actividad es la administración de lotería de Benjamín Matilla, que a lo largo de estas semanas registra la demanda de los décimos de la lotería Especial de Navidad. Entre los clientes que ayer se acercaba a realizar las apuestas de los sorteos semanales, un vecino de Escuredo que días atrás compró décimos para el sorteo de diciembre. Las dos de la tarde marcó el fin del mercado y la máxima actividad de bares y restaurantes, que vieron llenas sus terrazas y sus comedores, en uno de los lunes más importantes para la economía de la comarca. No faltó el pulpo "a feira" que también arrastró largas filas para pedir la ración o llenar la fiambrera para llevarla a la mes de casa.