El día 24 de noviembre de 1538, esa sería la fecha del primer documento escrito existente sobre Rabanales en el "Viexo" que dejó constancia de los aconteceres de la parroquia de San Salvador hasta 1668. Se trata de una Visita Pastoral siendo Petrus de Toro Arzobispo de Compostela arzobispado a donde pertenecía entonces la Vicaria de Aliste. Fue hace 481 años: punto de inflexión hacia la modernización de una de la más históricas iglesias alistanas.

En la visita pastoral de 1571 se mandí hacer escaños y bancos para la iglesia. Hubieron de pasar dos años hasta que el 7 de julio de 1573 el cura Nicolás Fernández y el mayordomo (José Francisco) llegaron al acuerdo con el carpintero de Matellanes Bartolomé Rodríguez: "Escaños tan largos que tomasen desde el crucero a la entrada de la capilla mayor y bancos, los que hubiese menester, que lleguen desde la capilla de Nuestra Señora hasta la de San Blas". Había clases: los cómodos escaños eran ocupados por las autoridades y gente distinguida y los bancos por los feligreses.

Las campanas son el alma, corazón y vida de las iglesias repicando a vísperas y procesiones, encordando a muerto, llamando a concejos y cuando la tragedia se avecinaba por fuegos o tormentas de verano.

La "Clarina" (así conocida por su sonar claro) cumplirá en 2023 sus primeros 300 años de vida tras llevar 297 desempeñando su labor como "Campana del Concexo", ya lo era su antecesora y por eso el Concejo pago parte de su fundición: negándose en 1816 con pleito incluido entre alcalde y cura.

La antigua se quebró y el día 30 de diciembre de 1722 se fundió "la campana que mira a fuera a las tierras, que está a mano izquierda al mirar". El encargado de fundirla fue Antonio de Horna, vecino de Pontones, de la Jurisdicción de la Villa de Laredo del Arzobispado de Burgos. En el contrato se estipulaba dar por parte del concejo los materiales y 300 reales de mano de obra y las mermas. Luego llegó otro maestro que la avaló por 100 reales menos y admitiendo la ofrenda de otra campana de Campogrande. Se echaron al horno las dos y la Clarina de Rabanales salió ganado pues pesó 25 arrobas y 6 libras y media con lo cual la de Campogrande perdió material y parte de su peso original.