Una planta, considerada como "mala hierba", crece y germina como ninguna otra en las márgenes de las carreteras que han sido tratadas con profusión de herbicidas por la provincia de Zamora, con especial presencia en estas fechas en la carretera Cl-527 que comunica Zamora con Portugal, a través de Bermillo de Sayago y Fermoselle.

Se trata de una planta de la especie " Conyza", al parecer, la calificada de " canadiensis", que se yergue de forma abundante y poderosa sobre los terrenos, entre otros, los que han sido profusamente envenenados para la erradicación de la vegetación y de la maleza por los operarios de Conservación de carreteras.

La permanencia de esta planta casi en exclusiva ha llamado la atención de algunos residentes que, además, critican el hecho de que se trate de una especie invasora y no endémica de Sayago. Denuncian la gran colonización que está llevando a cabo la especie y ponen de manifiesto su presencia en las zonas donde se ha tratado con fulminantes pesticidas.

El ingeniero forestal Antonio José de Prada pone de manifiesto que se trata de una especie que crece en terrenos muy diferentes y resalta su capacidad para enraizarse y crecer en suelos duros, entre ellos los asfaltos y los hormigones, y en unas condiciones inaceptables por otro gran número de plantas.

Se hace hincapié en su visibilidad porque, además de crecer con fuerza donde las demás plantas mueren o desaparecen por los herbicidas o por las siegas realizadas por el hombre, se ofrece con un verdor esplendoroso en pleno agosto y con unas condiciones plenas de fortaleza.

La gran implantación de la Conyza en todos los suelos y su resistencia a los herbicidas la convierten en una de las plantas más difíciles de erradicar por lo que se requiere una gran contundencia de los métodos de eliminación o una elevada carga de productos utilizados para intentar matarla.

Asimismo es una especie de gran proliferación por la abundancia de semillas que genera cada planta, lo que la convierte en una especie colonizadora de primer orden. En la provincia de Zamora está presente en prácticamente todos los suelos: en las cunetas, en los jardines y en los campos de cereal. Se hace presente por surgir con fuerza cuando nada prospera y por mostrarse con un color verde intenso y lleno de intensidad. Es una planta de gran solidez. José de Prada, que incluso la tiene en su jardín, afirma que no es una especie tóxica y tiene propiedades diuréticas, aunque infravalora su validez para tratamientos terapéuticos. Procedente de Norteamérica, ha conseguido asentarse, entre otros países, en prácticamente toda la península hasta convertirse en una especie común que pasa como si fuera originaria de la zona y de toda la vida. Hoy, cuando los campos aparecen agostados, se muestra con el verdor de las que viven como en la gloria.