Ricobayo de Alba rinde homenaje a su larga y rica historia instalando un monumento a su seña de identidad más antigua, el puente romano ubicado a la vera del "rico bayo" de la ribera y que fue el primer viaducto construido, se presupone que por el Imperio Romano -nada hay que lo acredite-, para cruzar el gran y temido río Esla e intentar romper la frontera natural que durante siglos separó a Alba, Aliste y Tábara del resto de la península. Nadie puede asegurar sus orígenes que, si fueron romanos, habrían tenido como fin comunicar Ocellum Duir (Zamora) con Bracara Augusta (Braga).

Ángel Barroso, un vecino del pueblo, ha sido el encargado de recopilar la información necesaria y, con ayuda de otros paisanos, reproducir a escala el histórico puente en acero: con chapas de 2, 3 y 4 milímetros de grueso y pletinas de 40 por 4 milímetros. La magnífica obra consta de un circuito cerrado de agua con un depósito de 300 litros y una bomba que bombea 15.000 litros a la hora. El "Puente de Ricobayo" se asienta sobre piedras graníticas típicas de la zona extraídas muy cerca del lugar donde se ubicaba el viaducto original desde 1934, bajo las aguas del embalse. Quien así lo desee puede visitar el monumento junto a la iglesia de Santa Eulalia de Mérida.

El primer puente sobre el río Esla, que se tenga constancia, fue construido y ubicado en las cercanías del actual puente que pasó a la nueva variante de la carretera Nacional 122, aguas arriba, justo por la zona de la ermita del Cristo de San Esteban de Muelas del Pan (margen izquierda) y "Las Revueltas" (playa de Ricobayo). En puente se ubicaba en una de las zonas de los arribanzos más estrecha, a la vera antaño, de una de las áreas de ribera más productivas del Esla conocida como el "Rico Bayo", que luego daría nombre al pueblo: en ambos lados pervive aún parte de la calzada bajando hacia él.

Según Ángel Barroso, "para acceder al primer puente por la zona de Muelas del Pan había un escarpado vertical de 54 pies de altura, y solo se podía bajar a pie, con mucho trabajo, por sendas practicadas por los naturales del país", mientras que por la parte de Ricobayo "había otro escarpado similar de 40 pies de altura". Los accesos eran al parecer sendas hechas al pasar por los ganados y pastores de los pueblos de uno y otro lado. No se conoce si existieron los llamados caminos "de herradura" (para las caballerías) o "de ribera" (para los carruajes). Si el puente fue construido por los romanos es de suponer que sí, dadas sus necesidades viarias.

Barroso le asigna al puente original 23 pies de anchura entre pretiles (si es que alguna vez los tuvo) y 59 de altura "hasta la imposta de los cinco arcos que tenía", con 39 de luz y 93 de alto, contando desde el fondo. Tenía una longitud de 475 pies.

El "pie", como su nombre indica, es una medida de longitud de origen artificial que se basa en el pie humano. El "pie romano", previsible época de construcción del puente, equivalía a 30.48 centímetros, con lo cual el viaducto tendría alrededor de 144 metros de longitud y unos 17,98 de altura y en torno a 7 de ancho. Todo un logro en aquellos tiempos.

Tras siglos de avatares el "puente de Ricobayo" fue derribado en la primera mitad del siglo XIX en las guerras con Portugal. Fue solución que se halló para evitar el paso de las tropas lusas hacia Zamora. Estuvo muchos años inutilizable. Su primera reconstrucción llegó en el año 1841 y la segunda en 1845.

La reconstrucción, empezada por el ingeniero José María Pérez aprovechó los tres arcos del original haciendo un sobrepuente con siete nuevos arcos de luz de forma semicircular sobre vano cuadrado circular similar al de las pilastras, lo que permitió incrementarse su altura 25 pies (aproximadamente 7,6 metros).

Una de las mayores crecidas del Esla se registró a finales de febrero de 1843. Valga de ejemplo que a su paso por el puente de Ricobayo, que se estaba reconstruyendo entonces, las aguas alcanzaron una altura de 28 metros sobre el lecho del río, superando en 2 metros las obras que se estaban realizando. La noticia fue recogida en marzo por La Gaceta de Madrid.

En 1834 el Estado había proyectado la que sería la primera carretera entre Zamora y Alcañices. Época en que ingenieros y autoridades trabajaban en la idea de comunicar vía interior (Zamora) a Sevilla con Vigo por Alba y Aliste. La carretera se culminó en 1877 y se instalaron los denominados "pontazgos" (tres) para cobrar a los transeúntes. Uno se ubico a la entrada del reconstruido puente de Ricobayo y con buen acceso: funcionó 5 años: hasta diciembre de 1882. Los otros, en Fonfría y Alcañices, se suprimieron 8 meses antes, en abril. Alistanos y albarinos tuvieron que pagar por circular con sus carros, yeguas y burras por una carretera para la cual "cedieron" los terrenos y a la que ayudaron a construir. Había poco dinero y se daban casos esperpénticos obligados a la picaresca para no pagar: se circulaba por grupos, los carros pagaban, no había otro remedio, y las caballerías iban campo a través. Se libraban en Alcañices y Fonfría. El problema estaba en el pontazgo de Ricobayo la única manera de pasar era el puente y no quedaba otra que pagar.