El río Esla fue simultáneamente fuente de vida y frontera para los pueblos ubicados en sus márgenes. Natural de la zona, José Lorenzo Fernández, prestigioso estudioso y licenciado en Historia Moderna por la Universidad de Salamanca, sentencia que "la barca de Ricobayo fue probablemente la que más sufrió los avatares de las guerras" entre Castilla y Portugal.

La barca de Ricobayo pertenecía al bonde de Alba de Aliste y los distintos contratos tanto de construcción como de arrendamiento delatan que estuvo operativa hasta comienzos del siglo XVIII. El día 5 de febrero de 1685 se remató por parte de los maestros carpinteros Juan Francisco y Jerónimo Luis, de Portugal, una nueva barca por la cual recibieron 630 reales pagados a plazos, en tres, uno al inicio para compra la madera (la cual era aportada por ellos), otro al medio y el último finalizada la barca. Ellos tuvieron que poner de su cuenta los hombres necesarios para botar la barca al río Esla.

Por 1682 estaba arrendada en 600 reales, más 50 de prometidos. Llegados a 1694 había bajado a la mitad. En el año 1700 valía el alquiler 455 reales y en 1703 el vecino de Ricobayo Isidro Gato la arrendó en solo 200 reales. En 1704 dejaba de funcionar: "Con orden de su majestad se mandó echar al fondo por la invasión de la guerra con Portugal".

Según los estudios de José Lorenzo : "Es de suponer que el puente que comunicaba Ricobayo y Muelas estuviera inútil para el tránsito de mercancías y personas", como así se ponía de manifiesto en el poder que otorgaron los procuradores generales del Marquesado de Alcañices el 26 de octubre de 1799 donde se solicitaba se pusiera en marcha la barca de Ricobayo, "pues el desvío por San Pedro -de la Nave- era por un camino montuoso lleno de cuestas y arribas accesibles a los carros que transportaban géneros a los mercados, donde eran continuos los robos".

A ello se añadía los excesos que cometían los barqueros de San Pedro de la Nave con los viajeros, incluso con el beneplácito de los monjes de San Benito, dueños de la barca que cruzaba el Esla hacia La Pueblica (Aliste). Los monjes benitos llegaron a cobrar a los alistanos incluso por cruzar andando sobre las aguas cuando no era necesaria la barca.