El consejero de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural, Jesús Julio Carnero, informó ayer que Zamora ha visto reducida su producción de cereal entre un 20 y un 30% por la sequía.

En las provincias de Zamora y Palencia la reducción media es cercana al 20%, aunque hay comarcas agrarias muy afectadas como Campos en Palencia y Duero Bajo y Campos Pan en Zamora con reducción del 30 % se apuntó.

La cosecha de cereal de invierno de 2019 en Castilla y León se estima en 4,8 millones de toneladas, lo que representa una disminución del 17 % respecto a la producción media de los últimos cinco años que era de 5,8 millones de toneladas.

Aunque los efectos de la sequía se observan en todo el territorio de secano de Castilla y León, están siendo muy severos en la mitad occidental y centro de la Comunidad con reducción de la producción entre el 30 y el 50 %, y en algunas zonas incluso superior. Las zonas más afectadas son las provincias de Ávila, Salamanca, León, comarca Campos de Palencia, comarcas Centro, Sur y Sureste de Valladolid, Demanda y La Ribera en Burgos y Duero Bajo y Campos Pan en Zamora.

Las últimas previsiones publicadas por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación reflejan que la cosecha de cereales de invierno en España se reduce a unos 14,4 millones de toneladas por el efecto de la sequía, especialmente en Castilla y León, que representará en esta campaña un tercio de la producción nacional.

Las condiciones meteorológicas de la campaña han sido especiales desde su comienzo. Las lluvias no llegaron hasta noviembre por lo que la siembra se retrasó y no finalizó hasta diciembre. En general, la nascencia fue buena aunque con diferencias debido a los retrasos en las siembras.

Las temperaturas del mes de abril fueron normales y las precipitaciones un 20 % por encima de su promedio pero presentando un reparto heterogéneo al producirse en forma de chubasco o tormenta. Estas lluvias permitieron la distribución del fertilizante y favorecieron el desarrollo del cultivo y un ahijado normal, excepto en las siembras que se realizaron en enero, que presentaban un ligero retraso.

Sin embargo, la meteorología de mayo, un mes fundamental en el desarrollo del cultivo, han sido adversas, principalmente debido a la falta de precipitaciones, cuyo balance ofrece un déficit global del 75 % respecto a la media de la región, convirtiendo a mayo en un mes extremadamente seco. Sólo en las zonas del extremo este y noreste (Soria y norte de Burgos) las lluvias han sido normales.

En consecuencia, estas condiciones no han favorecido un buen espigado y la formación y llenado del grano y se presenta una cosecha que, para el conjunto de la Comunidad, se encuentra por debajo de la media pero con grandes diferencias entre provincias y comarcas.

Entre las provincias más afectadas por la sequía se encuentran la totalidad de las provincias de Ávila y Salamanca y todo el secano de León, con reducciones que oscilan entre el 40 % y el 50 % de la producción media.

Respecto a cultivos, el 85 % de la superficie de cebada ya está cosechada, el 60 % de trigo, el 65 % de avena y en torno al 45 % de centeno y triticale.

La superficie de cereales para grano esta campaña es de 1,8 millones de hectáreas, un 4 % inferior que la campaña pasada, a la media de los últimos cinco años. La principal causa de esta variación se debe a un aumento de la superficie segada para forraje en las comarcas más afectadas por la sequía, de las que más del 70 % se encuentran en las provincias de Salamanca y de Zamora.

La producción de cereal prevista es de 4,8 millones de toneladas, lo que supone una reducción del 17 % respecto a la producción media de la Comunidad. El 82 % de esta producción procede del secano y el 18 % del regadío.

El rendimiento medio del cereal, calculado como media ponderada entre el secano y regadío, se estima cercano a los 2.670 kilogramos por hectárea, un 13 % inferior a la media de los últimos cinco años.