El riojano nunca salió de su asombro, que iba a más a medida que se sucedían los acontecimientos desde que mató un flamante lobo en los ámbitos en la meca del cánido: la Sierra de la Culebra.

Cinco años después de lograr abatir al predador, obligada por los tribunales, la Consejería de Fomento y Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León indemnizó con 9.261 euros al riojano por el lobo abatido y que la Guardería Medioambiental de la Culebra le requisó, pero cuyo cuerpo se echó a perder, junto a otros, porque se descongeló el frigorífico donde lo guardaban y que, para mayor colmo, su cráneo (trofeo) finalmente también perdió la Junta porque fue robado junto a más de una docena de trofeos de ciervo y corzo del santuario que tiene Medio Ambiente en el valle del Casal, en el corazón de la Reserva Regional de Caza de La Culebra.

Fue un cúmulo de desaguisados desde el primer día y que el riojano, tras ver cómo resultaban cada vez más insólitas las cosas, terminó por aplaudir porque se embolsó casi 10.000 euros por un lobo. Fueron pagados por la Consejería que preside, de nuevo, Juan Carlos Suárez-Quiñones. Un proceso que llevó con diligencia el abogado Ramón Hernández Hernández.

Todo comenzó cuando el riojano, haciendo uso de la autorización para abatir un lobo en el coto de Gallegos del Campo, mató un buen ejemplar en compañía de la organización "Caza en Abierto". Esperó con paciencia y a las 7,45 horas de la mañana del día 28 de febrero de 2013 obtuvo la recompensa. Era un lobo macho de envergadura, de un metro y tres centímetros de longitud, de 74,5 centímetros de altura de cruz y 35 kilos de peso. Como marca la legalidad, la Guardería Medioambiental y la Guardia Civil fue puesta al corriente de la espera y también del resultado.

La alegría del cazador se truncó cuando la Guardería le denunció porque, según argumentó, mató el lobo en un día de fortuna, con nieve, "que limita de forma relevante el escape y defensa de los animales". En consecuencia, al riojano fue sancionado por una infracción grave con 437,25 euros de multa y la retirada de licencia de caza e inhabilitación por un año. El expediente fue recurrido sin tardanza y dio comienzo a una cascada de reveses judiciales para la Junta; un caso más para el consejero Suárez-Quiñones que, con el lobo, no gana para rotos.

La cuestión de la nieve fue algo controvertido porque, tal y como recoge la sentencia del Tribunal Superior de Justicia, la Guardería hablaba "de 25 centímetros" y el agente de campo de "11 en el punto más alto, y 4 en el más bajo". La defensa señala que la Junta medía "donde había escobas". Además, la defensa probó que ese día otro lobo había marchado por el mismo lugar, y las huellas lo evidenciaban, sin dejar a su paso "ningún arrastre de nieve en la carrera, lo que indica que su escape y huida no estuvo limitada por la nieve".

El TSJ anuló en marzo de 2016 la resolución de la Dirección General del Medio Natural de la Consejería de Fomento y Medio Ambiente que desestimaba el recurso presentado por la defensa del cazador contra el expediente sancionador. Con el fallo a su favor, el riojano reclamó el 10 de mayo de 2018 la devolución del dinero, más intereses, "así como la devolución de la pieza de caza. Fue una ejecución de sentencia requerida, "con directa y personal responsabilidad" al director General del Medio Natural.

La sorpresa mayúscula llegó para el riojano y su abogado cuando el Servicio Territorial de Medio Ambiente, de Zamora, en cumplimiento de la sentencia, remitió un inesperado informe de la Dirección Técnica de la Reserva Regional de Caza de La Culebra, relativo al lobo decomisado. "La citada pieza de caza, una vez decomisada, fue entregada ?el día que se abatió- al agente medioambiental jefe de comarca de la Reserva de La Culebra quien, siguiendo la cadena de custodia, la guardó convenientemente vigilada en la cámara frigorífica existente en las dependencias de la oficina de la Reserva en Villardeciervos". Sin embargo, prosigue el informe. "el 6 de mayo de 2013 la cámara frigorífica sufrió un fallo en el suministro eléctrico y, en consecuencia, todos los cuerpos de piezas de caza almacenados (entre ellos varios lobos) sufrieron un proceso de descongelación irreversible e incompatible con una nueva congelación, por ello se optó por guardar sólo las cabezas (trofeos de caza), llevándoselas el día 11 a las dependencias (almacenes bajo llave) que la Junta de Castilla y León dispone en el monte El Casal, de Tábara".

A falta de cuerpo, el riojano quiso el cráneo, puesto que es un todo un trofeo digno de conservación para un cazador que quiere tener en su palmarés un lobo que le exigió esperar en unas horas y fechas intempestivas, y que es imposible de obtener en la mayor parte de España

Tampoco el cráneo pudo entregarse porque, para colmo de calamidades, según recoge el informe de Medio Ambiente, el almacén del Casal "sufrió un robo con fuerza en las cosas". El autor o autores, "tras forzar las puertas, sustrajeron cinco cabezas de lobo, una de corzo y dos de ciervo, la mayor parte de las cuales procedían de decomisos". El hecho fue denunciado por el celador de Medio Ambiente en el puesto de la Guardia Civil de Tábara, pero ni las investigaciones de la Benemérita ni de la propia Guardería para dar con los causantes del lobo dieron resultado alguno ni permitieron recuperar los trofeos.

La denuncia del robo, ocurrido "entre el 25 y el 27 de enero de 2015", también refleja que se llevaron, además, "otras seis cabezas de ciervo procedentes de accidentes de tráfico y animales muertos", así como un carretillo. Y pone de manifiesto otra cuestión: que no existe seguro para hacer frente "a estas eventualidades". La defensa del cazador riojano, "visto el informe donde se hace constar la pérdida del animal, primero por descongelación, y segundo por robo", y tras dar fe de "su extrañeza y desagradable sorpresa" reclamó, a cambio del lobo, el dinero equivalente al valor del cánido "por el quebrantamiento de las obligaciones asumidas por la Junta de Castilla y León". Una valoración que la propia Junta tiene establecida por Decreto en la cuantía de 9.261 euros.

Un nuevo auto del Tribunal Superior de Justicia estimó las pretensiones del riojano, R. V. M., y acordó que "la indemnización ha de ser abonada en el plazo más breve posible y, en todo caso, en el plazo de tres meses". Cuando el cazador percibió el dinero del lobo, "que no venden a ese precio ni los furtivos", brindó por el final de la batalla judicial referente a una vivencia lupina inolvidable en La Culebra.