El caserío del Casal, de Tábara, es uno de los santuarios de Medio Ambiente, memorable por las cazas y hasta por las gastronomías. "El mejor jabalí lo he comido allí. Las tarteras de barro no sé si se hicieron con fuego de roble o encina" expresa un cazador. Lo gestiona la Administración tras haber expropiar el valle a los vecinos de Abejera en una actuación a la que se opusieron los moradores con palos y horcas porque fue comprado en la década de 1920 con mucho sudor. Este enclave les permitía mantener los ganados sin tener que desplazarse a las sierras de Porto. Son más de 1.200 hectáreas que el Estado declaró de utilidad pública para realizar una repoblación forestal y ocupado en la década de 1972. Un robo para los vecinos.

Los asaltos a este apartado lugar de La Culebra no son nuevos. En enero de 2009 fue eliminada de un disparo una loba que Medioambiente custodiaba con todo secretismo, junto con un lobo. También en este caso el autor no pudo ser reconocido. Pero en esta ocasión se llevaron por delante más de una docena de trofeos de caza, entre ellas ocho de ciervos, que tienen unas dimensiones poco comunes.