Los turistas que recorren el Parque Natural de Arribes con la ilusión de disfrutar de las angosturas del cañón del Duero, de las aves que pueblan el espacio protegido y de admirar el patrimonio etnográfico que salta a la vista en cada pueblo quedan fuera de sí cuando se tropiezan una vía de comunicación inconcebible por su abandono y mal estado, como es la que une Badilla con Argañín.

El corte, en Badilla, de la comunicación que conecta Portugal y Arribes, y viceversa (por el paso de Mirando do Douro) por estar en obras y por la construcción del puente que salva la ribera, y que obliga a adentrarse por Argañín, exige a los conductores recorrer un trazado con el asfalto carcomido, con baches continuados y notables, con señales pintadas y medio cubiertas por la vegetación. Si peligroso es para los turismos, aún es mayor para los motoristas que ya han denunciado este trayecto por el riesgo que supone para la seguridad vial.

Tal es el estado de la calzada que quienes lo desconocen suelen renunciar a seguir porque no creen que el camino elegido sea el tramo indicado en la cartelería puesta con motivo de las obras. Muchos dan la vuelta en los primeros metros y son los propios vecinos de Badilla quienes, a preguntas de los turistas, deben hacer de guías y sacar a los conductores de su incredulidad.

Es la vía. Intransitable. Pero no hay otra salvo que los usuarios obvien los cierres instalados y pasen por el tramo sometido a la mejora, que es lo que hacen los locales que conocen el percal. Lo hacen porque, además de esquivar una calzada pésima, ahorran tiempo y kilómetros. De esta forma, no es raro observar cómo coches que siguen las indicaciones y se enfilan hacia Argañín, retornan al instante hacia Badilla y, tras sacarles de dudas los vecinos, vuelven a tomar con pasmo una carretera que ya quisiera semejarse siquiera a un camino de concentración.

"Llevo años haciendo este trayecto, como butanero y ahora como panadero, y es una vergüenza. Nunca se ha tocado" afirma un sayagués a quien el trabajo le obliga a transitar este desmantelado trazado que une Badilla con Argañín. Metidos en la ruta, al conductor no le queda otra que poner marchas cortas, zigzaguear para salvar los hoyos y, en casos, superarlos con sumo cuidado para no matar los amortiguadores.

Tanto los vecinos de Badilla como de Argañín, que califican la carretera de "intransitable", se reafirman en el abandono que ha existido por parte de la Administración para entonar una vía que está ahí para transitarla, pero que ahora, por el corte de la vía que da paso de Badilla hacia Miranda do Douro, es un trayecto recorrido por los turistas que visitan un Parque Natural y Reserva de la Biosfera de Zamora, no pocos, invitados en feriales y otros escaparates por los organismos públicos, empresas y particulares que difunden a lo grande los valores del espacio internacional.

Vecinos de Badilla afirman que ahora que están las máquinas y los obreros mejorando la carretera es el momento de hacer lo mismo con la vía que enlaza con Argañín y de desterrar del Parque un trazado rompedor e insufrible.

La Diputación Provincial de Zamora inició en marzo las obras de acondicionamiento y refuerzo de la carretera ZA-P-222, en algo más de tres kilómetros, con la ribera de Badilla como obra de mayor calado al exigir Patrimonio un nuevo puente para preservar el actual. El presupuesto de la obra asciende a una cuantía de 628.837 euros. Las obras fueron adjudicadas a Ecoasfalt y el periodo de ejecución es de seis meses. Este trazado conecta con la internacional o ZA-324, que une Ricobayo con Miranda do Douro. La ZA-P-222 es un eje esencial en el Parque de Arribes.