Una parte de los alumnos del colegio de Valcabado pasará el curso 2019-2020 en un aula prefabricada. No son las condiciones ideales para estudiar, pero el motivo por el que se ha llegado a esta situación es positivo: en este municipio el número de matrículas ha crecido tanto en los últimos años que los niños ya no caben dentro de la escuela.

Este centro escolar está adscrito al Colegio Rural Agrupado de Monfarracinos, y en los últimos doce años las aulas de Valcabado han pasado de tener media docena de alumnos a pasar de la treintena. La previsión para el próximo curso es que se llegará a los 37 estudiantes.

Verdaderamente, el de Valcabado es un caso único en Zamora, donde lo más habitual es que los colegios rurales pierdan alumnos cada año debido a la baja natalidad, en una provincia donde muchos pueblos mantienen abierta una única aula donde estudian juntos un puñado de niños que pueden ir desde los tres hasta los 11 años, y aun así, cada año echan el cerrojo para siempre las escuelas de una a dos localidades al bajar de las cuatro matrículas. En Valcabado sucede justo lo contrario, no se cierran aulas, sino que se necesita una nueva para poder dividir a los alumnos en tres clases distintas en función de sus edades y niveles educativos, tal y como exige la normativa cuando hay suficientes estudiantes.

El artífice de este caso de éxito no es otro que el propio Ayuntamiento de Valcabado, que compra los libros de todos los estudiantes de su colegio para ahorrar este importante gasto a las familias que tienen hijos en el municipio. Su actual alcalde, Valeriano Rodríguez Nieto, asumió el mando en 2007 y se encontró con un colegio con seis alumnos. Cuando dos de ellos pasaran a la Educación Secundaria y, por tanto, al instituto, probablemente la escuela cerraría.

Un colegio es el símbolo del futuro de un pueblo, por eso todos los ayuntamientos se resisten a cerrar el suyo. En los últimos años algunos municipios han tenido ideas como la de San Vitero, que ofreció vivienda gratuita a la familia que se empadronara allí con niños en edad escolar. El alcalde de Valcabado se vio en una situación similar, ya en 2007, y su idea fue poner en marcha una línea de ayudas que sufragara el 100% del coste de todos los libros de texto a los alumnos matriculados en el colegio. Desde entonces el número de matriculados se ha multiplicado por seis, y doce años después el programa sigue en vigor.

En los primeros cursos en los que se ofreció la ayuda muchas familias del municipio que tenían a sus hijos escolarizados en Zamora cambiaron de idea y matricularon a sus hijos en el pueblo. La subvención también ha permitido aprovechar esa cercanía con la capital para aumentar la población, y atraer a nuevas familias que se empadronan en Valcabado.

Ahora, el Ayuntamiento y los padres de los estudiantes esperan que la Junta de Castilla y León no tarde en construir una nueva aula de obra para que los estudiantes puedan dejar la caseta prefabricada. Este será ya el segundo curso en que una parte del alumnado tenga que estudiar en el aula prefabricada, que cuesta 14.876 euros al año a la Consejería de Educación.