COAG solicitó a la Consejería de Medio Ambiente, en el transcurso de la reunión de la Comisión de Caza de Castilla y León, celebrada en Valladolid el pasado día 28 de junio, "que mediante la caza se controlen y reduzcan las sobrepoblaciones de determinadas especies cinegéticas que provocan enormes daños en las explotaciones agrícolas y ganaderas de nuestra Comunidad". Para la organización agraria "la caza es una herramienta fundamental -aunque no la única- para efectuar este control poblacional, imprescindible para que exista equilibrio entre fauna silvestre y actividad agraria y ganadera".

COAG indica que "tras la aprobación de la Ley , de 28 de marzo, que modifica la Ley 4 de Caza de Castilla y León, es necesario agilizar al máximo el desarrollo y aprobación del Plan General de Caza para que cuanto antes se retome la actividad cinegética", e incide "en la necesidad de cumplir en su totalidad los cupos de lobo, así como en la reducción de las superpoblaciones de jabalíes, ciervos, corzo y conejo, por citar solo las especies cinegéticas más importantes en cuanto a daños a la ganadería y la agricultura se refiere. Y allí donde no se llegue mediante la caza, que sea la propia administración medioambiental la responsable de efectuar estos controles poblacionales".

Respecto al lobo, COAG ha cuestionado en la Comisión de Caza "el dispar criterio proteccionista que se aplica a la especie según el estado miembro de la Unión Europea del que se trate. Así, mientras en Castilla y León, donde se estima que hay unos 1.900 lobos, se permitía un control poblacional -ahora suspendido cautelarmente por el TSJ- de hasta 143 ejemplares (el 7,5 %), en Francia, con un censo de 500 lobos (que era el número que esperaban alcanzar en 2023 pero al que han llegado ya en este 2019), se incrementa el porcentaje de ejemplares a abatir desde el 10 hasta el 17 por ciento (85 ejemplares)".

Si los cupos anteriores se cumplieran en su totalidad, y sin contar con la tasa de reproducción, tendríamos que en Castilla y León, con una superficie de 90.000 kilómetros cuadrados, tras el control poblacional quedarían 1.757 lobos; por su parte en Francia, cuya población lobera se concentra en una superficie de 70.000 km2 en los departamentos Auvernia-Ródano-Alpes, tras los controles quedarían 385 lobos. Una de dos: o los franceses son unos irresponsables que no saben lo que hacen, o en Castilla y León hay margen de sobra para aplicar medidas de control de la especie superiores a las seguidas hasta ahora sin poner en peligro su supervivencia.