Las "Siete Hermanas" de España y Portugal integran a otras tantas vírgenes a uno y otro lado de la frontera, cuyas romerías se reparten entre la primavera y el verano. En todas ellas hay dos variantes, juntas que no revueltas, complementadas entre si: la devoción y el comercio donde de casi todo se puede comprar.

La Virgen de la Luz es la más madrugadora y abre el rosario romero coincidiendo con el último domingo de mayo en torno a su santuario en la loma que separa a Moveros de Aliste y Constantim de Tras Os Montes. El primer domingo de mayo le toca el turno a la Virgen de la Soledad de Trabazos y el último a "La Riberinha" en Quintanilha, colindante con Nuez y San Martín del Pedroso en España. Llegado el verano la Virgen de la Salud es cada 2 de julio en Alcañices y tras descasar en agosto, en septiembre se venera a las tres restantes: Virgen de Árboles de Carbajales de Alba, Virgen de la Asunción de Villalcampo y Virgen del Nazzo de La Povoa.

Fue, es y seguramente seguirá siendo el arraigo entre los alistanos y trasmontanos de dichas romerías que ni las fronteras, ni las restricciones de ambos estados, pudieron evitar que los unos y los otros cruzaran la raya en dichos días, ni en los momentos más trágicos de las dos dictaduras de Franco en España y Salazar en Portugal. El Lisboa y en Madrid se legislaba y prohibía, pero los "guardianes de la Raya" por un día, -siete cada año-, miraban para otro lado y dejaban a los romeros pasar a rezar y de paso traer algún kilo de café Palmeira, el torrefacto portugués que alegraba el estómago cuando ni la vida ni el alma estaban para muchas celebraciones y alegrías, pues hasta hambre se llegó a pasar.