El folclore no es solo la memoria de los antepasados de un pueblo, o la banda sonora que alegra los festejos patronales en las plazas del mundo rural, también puede ser un instrumento muy útil para la integración de jóvenes con síndrome de Down o discapacidades intelectuales, como demuestra la larga trayectoria de la agrupación Castellanos de Olid, una organización sin ánimo de lucro dedicada a la integración de estas personas a través de la música y la danza tradicionales.

Basado en Valladolid, este grupo con 29 años de historia está dirigido desde 2016 por la villalpandina Magdalena de la Puente Morales, y en la última Feria de la Madera todos los componentes de Castellanos de Olid hicieron las delicias del público de la villa terracampina.

Este grupo de lo más diverso cuenta con un total de 55 miembros que ensayan durante todo el año para interpretar o bailar los temas más conocidos del folclore vallisoletano y también de otras provincias de Castilla y León: "Tenemos varias canciones de Zamora por la importancia de su tradición folclórica, es una provincia donde se ha conservado muy bien el folclore hasta nuestros días", explica la directora. De hecho, en su última actuación en el ágora villalpandina los chicos y chicas de Castellanos de Olid homenajeaban a la villa terracampina con una jota propia de este municipio, entre otros temas que interpretaron en la Plaza Mayor.

Entre los miembros de la agrupación hay 15 componentes de integración, casi todos con síndrome de Down, que cada semana demuestran su enorme capacidad para bailar jotas, rondas y todo tipo de temas tradicionales de su tierra. Entre los 40 miembros restantes hay personas de todas las edades, por eso los ensayos se dividen en tres grupos de danza, según el nivel de cada uno -no todos llevan los mismos años bailando-, la escuela infantil, donde los niños aprenden a bailar, y el grupo de folk, compuesto por adultos que cantan y tocan diversos instrumentos para interpretar las canciones tradicionales.

Las cinco "clases" se turna para ensayar entre uno y dos días a la semana en el local que tiene la agrupación en la capital del Pisuerga: "tenemos la suerte de contar con un local solo para nosotros, cedido por Araceli Fernández, fundadora de Castellanos de Olid y que fue nuestra presidenta hasta hace tres años", explica la villalpandina de la Puente. Aparte de eso, anualmente viajan a algún punto de españa para llevar a cabo intercambios con agrupaciones folclóricas de otras regiones.

Y ahora, con el buen tiempo, llega el turno de la "gira". Además de las actuaciones en su ciudad, comprometidas con el Ayuntamiento y la Diputación, Castellanos de Olid se desplaza cada primavera y verano a pueblos como Villalpando donde se les requiere para animar algún festejo.

Para el público lo que más llama la atención es la habilidad de los 15 componentes de integración y de sus parejas de baile, además de los pequeños de la Escuela de Folclore. La más joven tiene siete años, pero lleva ya tres cursos completos ensayando con Castellanos de Olid y allá donde va causa sensaciones. Ya ha actuado dos veces en la villa terracampina, la primera con cuatro años.

Además, en su última visita a Villalpando aprovecharon para ofrecer un taller de iniciación al folclore en el que los profesores de la agrupación enseñaron a algunos niños y niñas a tocar instrumentos como las castañuelas, las conchas o la botella de anís.