La romería de Santa Cruz tiene sumida hoy a la villa de Fermoselle es la festividad romera con todos los ingredientes típicos y acostumbrados de veneración religiosa, música folclórica, degustación gastronómica y camaradería, además del agradecido disfrute paisajístico por cuanto la celebración tiene lugar en la ermita levantada en un mirador de Arribes del Duero que pone a la vista valores que confieren al escenario la consideración de Parque Natural y Reserva de la Biosfera.

La jornada comenzó con la salida desde la Plaza Mayor de Fermoselle de la comitiva formada por mayordomos, equipo de Gobierno, tamborilerosdel Juan del Encina y los romeros que, repartidos entre los que optan por ir andando y los que se acercan hasta los pagos del arribanzo con el vehículo para buscar el acomodo, portar leña y material, y e ir preparando a gusto los aposentos y el festín.

En la ermita de Santa Cruz el párroco Isaac Prieto ofició la misa ante una comunidad de fieles que llena el pequeño templo, cuidado y floreado con esmero para la ocasión. Aquí se rinde devoción al Cristo del Pino, cuya leyenda dice que fue recogido de las aguas del Duero al que le tiraron los portugueses.

Como es habitual, tras la misa los romeros ocuparon la explanada del altozano para reponer energía con el chocolate, los churros y el licor de café que los mayordomos dispensan en cantidades considerables. Este año fueron un millar de churros y 45 litros de chocolate, a lo que se suman los productos que unos y otros grupos suelen poner sobre la mesa, como son los inexcusables embutidos.

La tarde es el momento de la gran comida campestre y del folclore de máxima expresión. No dejó de llamar la atención un fuego aparecido en territorio portugués, al otro lado de la frontera.