Investigadores zamoranos y nacionales de la Asociación Observatorio de Malacología y Ecología Fluvial piden la erradicación "urgente" del cangrejo rojo y del cangrejo señal de los ríos. De hecho, han solicitado a la Consejería de Fomento y Medio Ambiente permiso para "realizar un estudio de poblaciones e intensidades" de ambas especies para luego proceder a su eliminación selectiva mediante un plan técnico-científico". Lo consideran "un paso urgente e imprescindible para conservar moluscos bioindicadores" como las náyades Margaritifera margaritifera, presente en el río Negro, donde el cangrejo señal aparece ya instalado y avanza como un gran colonizador.

Critica la Asociación el contenido de la orden de pesca de Castilla y León en lo tocante a la pesca del señal y del rojo y también "la pasividad" de la Administración para afrontar el problema. Ponen de manifiesto que "a pesar de disponer de numerosos estudios científicos que demuestran que ambos cangrejos son especies muy dañinas para los ecosistemas de toda Europa, y de que están incluidos en normativas españolas y a nivel de la Unión Europea para su erradicación y de control de sus efectos negativos, la nueva normativa de pesca permite en 2019 mantener a los cangrejos y transportarlos vivos en Castilla y León". "Es un grave error ambiental que supondrá de nuevo un foco de reintroducciones por numerosos lugares que ampliará el problema a nuevos ríos y charcas, y agravará el problema en otros" aseguran. El colectivo mantiene abierta una recogida de firmas en Internet para "la aprobación de una estrategia de control y erradicación de las especies exóticas e invasoras, en especial el cangrejo señal, de todos los ríos trucheros de Castilla y León". Pide que "no se permita la pesca deportiva de los cangrejos americanos y además únicamente se permita la de truchas sin pisotear el cauce". Considera que así "se compatibiliza la preservación de los últimos reductos de biodiversidad con la pesca de truchas sin muerte y desde las orillas".

Indica el colectivo que "desde hace unas pocas décadas dos cangrejos de origen americano habitan los ríos de la provincia de Zamora: el cangrejo rojo de las marismas Procambarus clarkii, y el cangrejo señal Pacifastacus leniusculus. Inicialmente introducidos por la Administración encargada de la pesca deportiva para fomentar este entretenimiento social, con posterioridad han sido ampliamente dispersados por pescadores en todas la red hidrográfica. Hasta el punto de abarcar una amplia distribución por casi toda la geografía nacional, un área mucho mayor de la que nunca tuvo el condenado a la extinción cangrejo de patas blancas (Austropotamobius pallipes/italicus), considerado como la especie ibérica; o al menos presente aquí desde hace muchos siglos".

Añade la Asociación en su escrito que "ambas especies americanas son consideradas exóticas e invasoras según todos los criterios científicos debido a que producen tanto efectos acumulados de alteración física de los fondos (por excavación de galerías, remoción de sedimentos o herbivorismo sobre la vegetación sumergida); como cambios de tipo ecológico difícilmente reversibles en las comunidades. Por ejemplo la proliferación de tapetes microbianos (bacterias y cianobacterias) sobre el lecho de los cauces, que impide el desarrollo de las comunidades de microalgas sobre las gravas, y que son la base sobre la que se soporta una red trófica que culmina en las truchas, por ejemplo; además de ser un elemento clave en la oxigenación del agua. Estos invasores compiten además por el alimento con otros pequeños invertebrados bentónicos y depredan sobre las frezas y alevines de ciprínidos o truchas, y también sobre los anfibios, por lo que son agentes especialmente negativos en la estabilidad de las comunidades animales y vegetales".

La Asociación Observatorio de Malacología y Ecología Fluvial expone que "la presencia de estos cangrejos se asocia en los estudios realizados en ríos y lagos europeos al aumento de turbidez del agua, que perjudica a los seres filtradores y a una simplificación de las redes ecológicas del fondo del río. Que son las encargadas del papel esencial de biodepuración de las aguas y están integradas por muchos tipos de pequeños seres vivos, y que además son el alimento esencial de las truchas (gusarapas, canutillos, etc.)".

Precisa, al respecto, que "muchos de ellos se encargan de trocear las hojas y restos de vegetación, en diversas etapas especializadas, para reducir esta materia orgánica gruesa a un tamaño más fino que necesitan los hongos y bacterias parar finalmente realizar la descomposición a sus niveles básicos y la mineralización de los nutrientes. Cerrando así el ciclo biogeoquímico de los elementos que dirige toda la ecología global en la Biosfera. Es algo así como un reciclaje de elementos químicos, en que las comunidades biológicas son el punto más esencial". En su escrito, resaltan los expertos en moluscos que "la pequeña fauna de estas comunidades biológicas sumergidas no han estado en la Península Ibérica en contacto con depredadores del tamaño de los cangrejos (ni siquiera con el autóctono), por lo que no tienen medidas de defensa, ni activas ni pasivas. Por ejemplo, pensemos en los que viven sobre bancos de gravas y gravillas y que apenas tienen capacidad de movimiento; les será imposible escapar tanto por velocidad como por huida enterrándose, debido a que son sustratos de difícil penetración. La falta de coevolución entre las especies necesita de un largo tiempo de acomodo, con desventaja muy negativa para las presas. Mientras transcurran estas décadas de adaptación el efecto de los cangrejos americanos sólo perjudicará la biodiversidad propia de nuestros ríos, y hará que los cauces no puedan seguir realizando las funciones ecosistémicas necesarias para mantener un buen estado ecológico".

Sotiene la asociación que "ya bien entrado el siglo XXI no podemos seguir utilizando los ríos o lagos únicamente para explotarlos como recurso lúdico, o para recolección de alimento tal y como se hacía en tiempos más propios del mesolítico. Tampoco debemos permitir que se siga gestionando a espaldas de la realidad científica y técnica, ni se tutore desde la administración que sean el laboratorio del doctor Frankenstein únicamente por motivos de atender el ocio y tiempo libre de la ciudadanía. El valor esencial de los ríos y lagos es el ecológico no el recreativo, y mucho menos el economicista".