Los ancestrales, sufridos y siempre queridos y admirados pastores de Aliste. Así lo decidió ayer la asamblea general de la asociación de la prenda, reunida en Alcañices.

En segundo lugar quedó el popular aventurero leonés Jesús González CallejaJesús González Calleja, presentador de programas de televisión como "Planeta Calleja" o "Volando Voy", que el pasado año realizó un programa sobre el entorno de la sierra de la Culebra.

Pastores y pastoras de Aliste, hombres y mujeres que desde la Edad Media se iniciaban en el heredado oficio como zagales, muchas veces con apenas 6 y 7 años de edad, para vivir luego ya siempre pastoreando hasta la muerte en su ancianidad. Una larga vida y un singular oficio, tan digno como duro, donde la capa parda de pastor, sin chiva ni bordados, era su fiel compañera de viaje y tarea, junto a la "cayata" de negrillo, la negra boina y el artesano "morral" hecho de piel de marón, donde llevar un mendrugo de pan, la pina de tocino y la bota de vino para saciar la sed y el hambre en la campiña.

En Aliste había cabreros y vaqueros, el pastor o pastora, con nombre propio, era y es la persona que cuida el ganado ovino en extensivo, pastoreo sedentario y trashumante. Antaño cada familia tenía un rebaño de ovejas, unos solo seis y otros hasta 30, según la pudiencia, que siempre hubo ricos y pobres, y cada familia tenía un pastor, un oficio por lo tanto unido a todos los alistanos y alistanas desde la noche de los tiempos. De los 365 días del año, 362 dormían en el campo, en los "chiqueros" (cercados con "cañizas") para primavera y verano o "pariciones" (corrales) para el otoño e invierno donde parían las ovejas, de ahí su nombre, y se resguardan las reses de la helada, la nieve, la lluvia y el frío.

Había tres días donde era obligatoria su bajada al pueblo y a su casa: en Cuaresma (Miércoles de Ceniza), la Noche de Ánimas (que no es noche de andar solos) y en Nochebuena para disfrutar de la cena de gallo con la familia y ofrecer la pastorada de "La Cordera" al Niño Jesús.

En cada pueblo había un pastor profesional. Cada familia cuidaba las ovejas paridas en invierno y luego se juntaban en primavera. El contrato era habitualmente por un año: desde San Pedro a San Pedro (29 de junio). Aparte de la soldada en dinero, en conjunto cada familia le entregaba "la vela". Cada 20 ovejas era una vela (de velar), ello equivalía a un día donde uno de los miembros de la familia debía acompañar al pastor, como zagal, además de darle la comida y cena, pan y vino. En la vela se incluían tres libras de pan para el pastor y dos de pan caniego (amasado con harina si cerner) para cada "perro del lobo", una para el "perro de queda" (de carea). El pastor era como uno más de la familia y era costumbre invitarle a cenar los dos días de la matanza e incluso a las bodas si las había, y llevarle un hornazo alistano por Pascua.

El pastor alistano fue siempre un hombre digno de admirar y querer, dedicado en cuerpo y alma a sus ovejas, con solo verlas conocía cual era de cada vecino, además ser temeroso por el futuro del pastoreo: Uno de los pastores listanos históricos fue el tío Francisco Río de Riofrío, al cual cuando le preguntaban si tenía miedo, sentenciaba: "Yo no tengo miedo a nada. Solo siento, cuando yo me muera, que será de estas haciendas".

Otro histórico pastor, toda su vida se dedicó al oficio, fue Inocencio Calvo Silva, de Valer, uno de los que más vivió el pastoreo sedentario alistano y las trashumancias a las sierras sanabresas de Lubián. Su frase mítica era: "Todos somos buenos y quizás a veces malos, somos humanos. Arrepentidos los quiere Dios".

Una vez en plena trashumancia a una de las ovejas de su rebaño se le partió una pata en el paso de Ungilde. Muchos habrían optado por sacrificarla ante el duro camino. Inocencio ni lo dudo. La cargó a hombros hasta la sierra Segundera ayudado de sus zagales. Por "La Natividad" la cordera regresó por su propio pie, sana y salva, hasta el apartado en Pobladura. Inocencio con su sacrificio le salvo la vida.

La imposición de la Capa de Honor a los pastores de Aliste será en la Jornada de Exaltación, el día 10 de noviembre.