Representantes diferentes ayuntamientos de la comarca natural de Aliste, Tábara y Alba, y de fuera de ella, (alcaldes, secretarios y concejales) se han dirigido al Consistorio de Losacino para pedirle la ordenanza municipal reguladora del vertido de purines, estiércoles y otros residuos de origen animal, aprobada y puesta en vigor por la Corporación Municipal que preside Ana María Barrera Barrera.

Con la legislatura 2015-2019 a punto de finalizar los aspirantes a las alcaldías alistanas, albarinas y tabaresas de diferentes partidos asumen que "la única manera de garantizar la supervivencia de nuestros pueblos y sus ecosistemas, sus familias y sus negocios, es aprobar y poner en marcha unas ordenanzas que pongan orden y control ante el inminente y grave problema que se nos viene encima con las macrogranjas y creemos que la iniciativa tomada por Losacino de Alba es un ejemplo a seguir por todos los municipios".

La ordenanza de Losacino nació "con la vocación de cumplir un objetivo primordial: establecer las medidas necesarias para, en primera instancia, prevenir, y en último caso corregir la contaminación medioambiental eliminando en la medida de lo posible la negativa repercusión que en la calidad de vida de los vecinos producen las molestias, incomodidades e insalubridades generadas por el vertido" de residuos de origen animal y muy en concreto del porcino. Una de las normas a cumplir está en las franjas de seguridad con los acuíferos: "Alrededor de las captaciones de agua potable para el abastecimiento de la población, una franja de 500 metros de anchura desde e límite exterior de las mismas" y siempre a mas de 20 metros de las carreteras.