"Nadie quería problemas". Trabajadoras de la Residencia de Montamarta aseguran que llevan "mucho tiempo notificando irregularidades a la dirección" sin que se tomaran medidas. Y que algunas de las incidencias ocurridas en el centro municipal constan tanto en el libro de auxiliares como en el de enfermería.

Hechos como el hematoma que detectaron a una anciana en una mano y que provocó la denuncia de su hija, indicaciones sobre el necesario cambio del pañal a la mayor brevedad posible o la desconexión del timbre situado en la cabecera de la cama estarían reflejados en los libros. Al igual que otros que atañen al funcionamiento o mantenimiento del centro, como que estuvo sin agua caliente casi un mes a finales de septiembre del año pasado o las altas "e insoportables" temperaturas que se registran en las habitaciones en verano.

Frente a esta versión, el concejal de Servicios Sociales en el Ayuntamiento de Montamarta, Benjamín Hernández Nieto, asegura que el libro de incidencias no recoge comunicación alguna que insinúe las graves acusaciones que se plasman en la denuncia ante la Fiscalía. "Lo de comunicarlo verbalmente a la directora es difícil de creer ya que hay un libro de incidencias donde tienen que anotar todo y más algo tan grave como esto".

Asegura que ese libro estuvo a disposición de la Guardia Civil cuando acudió a la Residencia tras recibir la denuncia sobre presuntos malos tratos y vejaciones. "Hemos comprobado fechas y no hay nada anotado" certifica Benjamín Hernández.

Este responsable municipal -uno de los denunciados por el concejal del PSOE de Montamarta, Rogelio Conde, junto a la alcaldesa, la directora de la Residencia y las dos auxiliares que presuntamente cometieron vejaciones o malos tratos- considera "inaudito que sepan desde hace tres años que una compañera tenía esas palabras hacia los ancianos y no lo comunicaran".

Benjamín Hernández defiende que "tres años calladas, que es desde cuando tenemos conocimiento que son algunas grabaciones, para usarlo ahora es algo más que omisión de socorro". Y precisa que su teléfono personal, como concejal de Servicios Sociales de la Residencia municipal, "está puesto en el tablón de la cocina desde el primer día, sitio por donde todas pasan" (en referencia a las trabajadoras). El representante del Ayuntamiento lamenta la "utilización política de los hechos". "Cuando dejas tu teléfono para que ante cualquier problema te llamen a la hora que sea y cuando sea, como han hecho cuando se ha ido la electricidad o algún otro problema temporal, que te acusen de mirar para otro lado personalmente es muy triste. Y les reto a que alguna se pronuncie si me comunicó algo y yo miré para otro lado".

Sin embargo las trabajadoras del centro que han denunciado las presuntas irregularidades lamentan que "no se haya hecho nada", ni cuando se comunicaron los hechos ni ahora, "cuando ha pasado más de un mes desde la denuncia". Ésta se presentó el 20 de marzo (la del concejal Rogelio Conde) y el día 27 las tres trabajadoras se sumaron a la misma. "A pesar de saberse de la existencia de los audios por las noticias que salieron en medios de comunicación no se ha tomado ninguna medida. Han tenido tiempo de averiguar si es verdad o no que la directora lo sabía".

Rechazan cualquier vinculación o uso político de este caso. "No pertenecemos a ningún partido, solo queríamos apoyo en algo tan grave y después de ver que no nos hacían caso en el Ayuntamiento fuimos a buscar ayuda al concejal de la oposición".

Por su parte, Montserrat Fernández, hija de una las residentes, que ha presentado una denuncia en el Cuartel de la Guardia Civil, exigió ayer a la directora explicaciones de lo ocurrido en el centro. Como ha explicado ella misma, fue una reunión tensa. "Me dice que no sabía nada hasta que el 9 de abril prestó declaración ante la Guardia Civil y pudo escuchar los audios. Es mentira porque antes de todo el escándalo y de la primera denuncia las trabajadoras le llevaron los audios y no los quiso escuchar".

Tras reiterar que "voy a llegar hasta el final", Montserrat Fernández considera "indignante y denigrante que se haya permitido todo esto" en referencia a las supuestas vejaciones y malos tratos a los ancianos. "Ella (la directora) debería haber tomado las medidas cuando se le advirtió la primera vez de lo que estaba pasando, pero no hizo nada, miró para otro lado y tendrá que asumir responsabilidades".

Montserrat Fernández afirma que "existe inquietud y mucha preocupación" entre familiares de los residentes y ha exigido que se le muestre "el libro de incidencias donde se apuntó el golpe que recibió mi madre en una mano". Confiesa que "cada vez que entro en la Residencia se me revuelven las tripas; hasta que no se aclaren las cosas no estoy tranquila porque mi madre sigue ahí".