"¿Y esto no es maltrato animal? Una cría de cinco días en estas condiciones" se preguntaba el ganadero de Pedrazales que ayer comunicó un nuevo ataque de lobo que se saldó con una cría de poco menos de cinco días de vida devorada, en el Parque Natural del Lago de Sanabria y Sierras Segundera y de Porto.

Los Agentes Medio Ambientales confirmaban y certificaban poco después de las dos de la tarde la muerte de un ternero de raza limousin en el paraje de El Cascayal, por ataque de lobo. Los cánidos se comieron hasta los huesos de las costillas y prácticamente la mitad del joven animal.

El propietario descubrió los restos tras una mañana de ajetreo, cuando vio a los perros y en particular al mastín "Sansón" andar a carreras por el monte. "Al principio pensé que se trataba de un ciervo grande que anda por la zona" pero salió de la opinión para encontrarse con la realidad cuando en un camino se le cruzó el lobo perseguido por el mastín, que trató de escabullirse entre un robledal. Se trata de un lobo joven inmaduro "no era ni un cachorro ni un adulto, tal vez una cría del pasado año".

En el ataque anterior que sufrió este mismo año no vi al lobo, pero esta vez sí lo vi" corriendo delante de su todoterreno perseguido por el perro. "Casi una hora ha estado detrás de él" en alusión a Sansón que nada pudo hacer por prolongar los escasos cinco días de vida del ternero, nacido el jueves.

"Mucha hambre tenían que tener para comerse hasta los huesos". Literal. Las partes óseas totalmente tiernas desaparecieron del cuerpo. La madre brama por la mañana, al igual que otras vacas que estos días han salvado a las crías, pero en este caso porque se han vendido. Ahora quedan seis terneros. No hubo tiempo ni de inscribir el animal para que figure legalmente ante la administración y los seguros expresa el dueño.

El propietario no cobrará ni un euro por ese motivo, y suerte que el seguro sí procederá a retirar lo poco que queda del ejemplar de vacuno. El lucro cesante, tras cuatro meses amamantado por la nodriza, oscila entre los 400 y los 500 euros. Toda una pérdida en una ganadería de 40 vacas, de carácter familiar.

Ni el pastor eléctrico, ni el mastín y la supervisión diaria del ganadero impiden que el depredador cumpla su función, alimentarse, en este caso de ganado doméstico. Cuando hay lobos por la zona "la fauna se marcha, no hay ni corzos ni ciervos".

Además de recoger y encerrar los nuevos terneros y las madres, la explotación reforzará las medidas de disuasión con más mastines.

Los ataques de lobos al ganado han sido una constante en lo que va de año en la zona de Pedrazales, Trefacio, Cerdillo, y la sierra, con especial impacto en las reses de vacuno y algún ejemplar de equino.

También se han denunciado este año importantes ataques al ganado en la zona de la Reserva Regional de Caza de La Culebra y en las inmediaciones.